Los datos que presento a continuación se extrajeron de la Encuesta de Hogares que realizó el INEC en el año 2009. Los datos correspondientes al 2010, año en el que se utilizó una nueva metodología para medir el ingreso familiar aun no están disponibles, aunque es muy probable que los resultados no sean dramáticamente diferentes.
Para el año 2009, 1,128,976 personas cursaban estudios en instituciones públicas, 24,891 en los denominados centros semipúblicos o semioficiales, mientras 283,201 lo hacían en centros privados. En los niveles universitario y parauniversitario hay más personas en instituciones privadas que en las públicas, 159,064 y 124,734 en el primer caso, y 6,024 y 4,651 en el segundo. En los demás niveles hay mas estudiantes en centros públicos que en los privados.
El patrón se repite en el nivel de educación secundaria. Un 77,03% de los estudiantes de colegios privados proviene de los tres deciles superiores, mientras que solo el 0,29% proviene de los tres deciles inferiores y un 22,68 de los intermedios. En la escuela, los porcentajes, prácticamente se repiten: un 76,46% de los estudiantes de la escuelas privadas provienen del 30% más rico, un 3,71% del 30% mas pobre y un 19,83% de los intermedios.
Como conclusiones generales un podría afirmar con base a esta información estadística que en promedio dos terceras partes de quienes actualmente cursan estudios en instituciones privadas no parece que vayan a tener problemas para pagar el impuesto que se propone, dado el nivel de ingreso familiar. Desde esta perspectiva, el impuesto resulta progresivo.
Sin embargo hay otro tercio que bien puede resultar afectado, sobre todo en el nivel universitario, pues en la secundaria se eximirá del impuesto a las mensualidades menores a ¢110,000. Habrá que tener en consideración a ese grupo en el debate de la reforma propuesta.
¿Y qué dice la encuesta sobre la educación pública? En el 2009 el 49,16% de los estudiantes de escuelas públicas provenían de los 3 deciles más bajos, un 39,81% de los intermedios y un 11,03% de los 3 más altos. En el colegio, la cosa empieza a darse vuelta, pues solo el 39,85% de los colegios público proviene del 30% más pobre (y sospecho que esa cifra era más alta antes de que se impulsara el programa Avancemos), un 45,38% de los intermedios y un 14,78% del 30% más rico. Y finalmente en las universidades públicas se vuelca la tortilla: apenas un 8,25% de quienes cursan estudios en universidades públicas proviene de familias cuyos ingresos las clasifican en los 3 deciles más bajos, un 32,42% de los intermedios y un 59,32% de familias cuyo ingreso las clasifica dentro del 30% más rico.
Estos son los números. Hay mucho que discutir alrededor de este panorama, y no solo se trata de una discusión sobre impuestos. Pero si la reforma fiscal propicia esa discusión, en buena hora. Debatamos, eso sí, sobre la base de información real, y no de percepciones subjetivas.