La valoración de la gestión de un
gobierno debería ser, si se aspira al equilibrio y la objetividad, un ejercicio
que incluya al menos dos ámbitos: el político propiamente dicho con todo lo que
esto implica, y el de los resultados concretos, a la luz de lo prometido en la
campaña electoral. En el caso del actual Gobierno, se ha puesto un marcado
énfasis en la evaluación y análisis de lo primero, y se ha sistemáticamente
ignorado lo segundo. Al respecto quisiera aportar algunos datos que podrían ser
relevantes para un balanceado ejercicio de análisis de la actual gestión.
Los datos que voy a citar como prueba de
lo que se ha venido avanzando, son los mismos que se han utilizado en otras
ocasiones para criticar la gestión de este y otros gobiernos. El mismo rigor,
corrección y objetividad tienen ahora que exhiben un comportamiento positivo,
que el que tenían cuando mostraban una situación diferente.
Los mismos datos del Organismo de
Investigación Judicial que en el pasado nos reflejaban una situación crítica en
materia de seguridad, son los que ahora nos indican una disminución del 17% en
la tasa de homicidios entre el año 2011 y 2012, y que la tasa de asaltos a
viviendas y de robo de vehículos se ha reducido en un 10,6% y un 15%
respectivamente.
Los mismos datos de la Encuesta Nacional
de Hogares que nos mostraron una alza sostenida en el porcentaje de hogares
pobres en los últimos 5 años, son los que ahora muestran que en el 2012 la tasa
exhibió un comportamiento diferente, disminuyendo un 1%.
Los mismos datos del Banco Central de
Costa Rica que decían que en el 2008 el Producto Interno Bruto se había
contraído en un 1,3%, son los que nos dicen que el crecimiento económico el año
pasado alcanzó un 5.1%, el más alto de los últimos 5 años. Son los mismos datos
que apenas hace un año nos mostraban tasas de interés rondando el 11%, los que
hoy nos muestran la misma tasa en 6,65%. Y todo esto con una tasa de inflación
que es de las mas bajas en los últimos 40 años.
Los mismos datos de la Encuesta Continua
de Empleo del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) que hace poco
mas de un año reflejaban una tasa de desempleo cercana al 11%, son los que
ahora muestran una disminución de un 1,1%, después de una creación de empleo de
172,000 puestos de trabajo en los últimos 24 meses. Es esa misma encuesta la
que muestra que miles y miles de costarricenses, estimulados por la perspectiva
positiva de encontrar trabajo, se incorporaron a la fuerza de trabajo a una
tasa que triplica la del crecimiento de la población.
Todos los datos utilizados tiene un
fundamento. No es trata de una invención ni de una Costa Rica inexistente. La
constante de quienes disputan la veracidad de estos datos es acudir a lo
anecdótico o a simplemente desconocerlos mediante un lapidario pero infundado
“eso no es cierto”. Si esos indicadores no son ciertos o “no reflejan la
realidad”, habría que valorar seriamente cerrar las instituciones que los
producen. Si decidimos que la intuición o visiones parciales o interesadas de
la realidad tienen un valor superior a esos datos construidos con rigor y
objetividad, nunca podremos tener una adecuada y –por qué no decirlo-, justa,
evaluación de las políticas públicas.
Como lo mencioné al inicio, valorar la
acción de un gobierno es un ejercicio integral. Hay algunos que parecen estar
interesados en centrar la evaluación del gobierno de la Presidenta Chinchilla exclusivamente
en algunos aspectos. Y no es que estos ámbitos no sean importantes, pero tampoco
se puede negar la realidad de los números. Y estos números nos muestran que en
el año 2012, se propició el círculo virtuoso al que aspira todo gobierno: un
crecimiento económico que generó empleo, lo que resultó en un aumento del
ingreso familiar promedio (en un 6,9%, por encima de la inflación) y una
disminución de la pobreza. Esa es la realidad irrefutable de los números.
Números que nos indican que, en el último
año, miles de mujeres se incorporaron a la fuerza de trabajo, muchas de ellas
aprovechando la oportunidad que les da una red de cuido que ahora alberga a
29,000 niños y a 10,000 adultos mayores. Que confirman el esfuerzo que ha
venido haciendo el Gobierno para revitalizar la infraestructura nacional, con
proyectos en marcha como la carretera a San Carlos, la ampliación de la ruta
entre Liberia y Cañas, la carretera Chilamate-Vuelta de Kopper, la recién
iniciada 27 de Abril-Villareal, así como las decenas de intervenciones en la
red vial cantonal que las municipalidades ejecutan con el apoyo de un préstamo
de $200 millones del BID.
La realidad ineludible de los números nos
muestra que hoy hay 22,000 nuevos técnicos egresados del INA, 90 nuevos
programas de educación técnica que abrió el MEP en estos tres años y que permitieron
que 22,000 jóvenes mas pudieran elegir esta opción educativa. Que 8,000 jóvenes
que no estudian y no tienen empleo, se beneficien de EMPLEATE, en ruta a
incorporarse a la fuerza de trabajo, o que 380.000 estudiantes reciban becas de
FONABE o Avancemos. O que nuestras exportaciones crezcan a tasas inusitadas en
un mundo que apenas se recupera de la crisis económica y financiera del
2008-2009. O que, pese a la visión de algunos que no hay nada bueno en este
país, inversionistas internacionales sigan trayendo miles de millones de
dólares, en una obcecada confirmación de nuestro buen nombre a nivel internacional,
ratificado por la reciente visita de los Presidentes de la primera y segunda
economías del mundo.
De datos así está llena la realidad
costarricense del 2012. Todos con fundamento sólido. Refleja la acción de un
Gobierno que ha venido paulatinamente cumpliendo lo que se le prometió a los costarricenses,
que ha tenido claro su norte desde el primer día. Si a algunos no les gusta lo
que muestran esos datos, o quieren invisibilizarlos para darle énfasis solo a
otros aspectos, eso no es culpa de la Presidenta. La culpa es de la realidad,
terca e inconmovible, que no cambia a voluntad de quienes quieren mostrarla de
una manera parcial.