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domingo, 24 de abril de 2016

Fe en un cambio que no es y los limites de la responsabilidad política

Al filo del segundo aniversario de la llegada de Luis Guillermo Solís al poder, persisten las dudas respecto a la naturaleza del cambio que se prometió en la campaña electoral del 2014.  El presidente plantea el tema como un asunto de fe, con lo que parece indicar que este es un gobierno de características particulares, que vale la pena intentar explicar.

El problema es de origen: nunca se hizo explícita la naturaleza del cambio que se pretendía llevar a cabo. En la campaña electoral del 2014, esta ambigüedad fue positiva, porque permitió captar apoyos de un electorado variopinto, que pudo así empatar, desde perspectivas muy diferentes, con la oferta de cambio que hizo el presidente.

El problema es que eso que fue una ventaja en la campaña, es decir, en el ámbito aspiracional, se convirtió en una trampa en el ejercicio del poder. El cambio indefinido y etéreo, suficiente para unir grupos muy heterogéneos en campaña electoral, no podía ser suficiente para satisfacer las aspiraciones de cambio, concretas, múltiples y hasta contradictorias, que cada grupo tenía.

He ahí el origen del desencanto que rápidamente se propagó en la coalición ciudadana que llevo a Solis a la Presidencia. No solo no se pudo –hay que ser honestos, no se podía-, darle forma a un cambio que posibilitara complacer a todos, sino que cada gesto percibido como contradictorio en la acción de gobierno terminó magnificándose al punto de dilapidar en pocos meses ese caudal político.

Enfrentado a su propia imposibilidad de definirlo, el gobierno terminó optando por presentar como cambio cosas que en realidad no lo son. Y peor aún, que la gente sabe no son producto de la acción de su gobierno. Cuando el presidente dice que hay que tener fe, lo que nos dice es que debemos creerle que la Terminal de Contenedores de Moín, la ampliación de la carretera Cañas-Liberia, la nueva carretera a San Carlos, la ruta Chilamate- Vuelta de Kooper  y la ejecución de un fideicomiso por $126 millones para infraestructura educativa no solo representan el “cambio” prometido, sino además que son resultado de la acción de su gobierno.

Pero lo cierto es que, ni es un cambio, ni es obra que se haya iniciado en su gobierno. Peor aun, algunas de estas obras responden a una visión de desarrollo que él mismo puso en duda, y que de alguna manera prometió cambiar. Resulta irónico que como única forma de exhibir algún resultado, tenga que reivindicar un modelo despreciado por muchos de sus hasta hace poco aliados políticos.

El problema es que gobernar es escoger. Este gobierno, sin margen de maniobra por su desconcierto división interna, ya no tiene esa alternativa (si es que alguna vez quiso hacerlo). Ante esta realidad, parece haber optado por construirse un discurso de cambio sin asidero en la realidad de sus propias acciones. Por eso es que el presidente nos pide fe. Parece ser muy tarde para eso.

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Les recuerdo  escuchar el ultimo podcast de Café Futbol CR, una producción de Alvaro Gallardo y Alberto Alfaro. Interesantes temas relacionados con el futbol nacional.

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¿Hasta donde llega la responsabilidad de los jerarcas de la administración pública?  Probablemente la imposibilidad de contestar esta pregunta con un adecuado nivel de certeza, es lo que hace que muchas personas no quieran aceptar un puesto de gobierno. La reflexión surge a raíz del choque de dos trenes en días pasados, que llevó a algunas fracciones legislativas a pedir la renuncia del presidente del INCOFER.  ¿Tenía que renunciar o la solicitud de los diputados es improcedente?

La discusión es compleja. En principio, debería separarse lo operativo de lo estrictamente político: los jerarcas de la administración pública están en sus cargos para ejecutar la visión de la Presidencia en sus respectivos ámbitos de acción; a la estructura técnico-burocrática le corresponde concretar en la práctica esa visión. Son ámbitos separados y de contornos aparentemente claros.

Sin embargo, en lo cotidiano esta diferenciación no ha sido tan simple, sobre todo en lo que a prácticas corruptas se refiere. Si personas del nivel técnico-burocrático incurren en actos que puedan catalogarse como incorrectos, ¿hasta donde llega la responsabilidad de los jerarcas? ¿Existe responsabilidad política para un jerarca cuando por ejemplo un inspector relaja estándares a cambio de un beneficio? ¿O cuando un funcionario encargado de redactar un cartel de licitación lo hace de manera tal que favorezca a ciertos proveedores?.

No existe un criterio uniforme que permita deslindar con claridad los ámbitos de responsabilidad. Y cuando existe esa ambigüedad, el tema termina politizándose. El resultado neto de todo esto es la reticencia de muchas personas de involucrarse en la administración pública, con lo que el país se priva del aporte de valiosos profesionales y técnicos. Porque aun teniendo la voluntad de trabajar por el país, estiman inaceptables los riesgos asociados a una responsabilidad política cuyos límites son definidos dependiendo de criterios coyunturales, y asociados a intereses políticos. El riesgo de ver su nombre ligado con actos de corrupción cometidos en una esfera sobre la que no ejerce supervisión directa, como ha pasado antes en nuestro país, es demasiado grande. No vale la pena exponerse. Y el país pierde con esto.


domingo, 17 de abril de 2016

Una sociedad diferente y la salida de CR del proyecto de la refinería

El asesinato de una persona joven por parte de un grupo de delincuentes en playas El Coco, generó una ola de indignación en el país. Pero a raíz de este hecho, se develaron algunas manifestaciones a las que deberíamos ponerle atención como sociedad.

Primero, pareciera que para algún sector de la población, la violencia se materializó repentinamente a partir de este lamentable suceso. Medios de comunicación, analistas y programas opinión, informaron y opinaron con profusión sobre este hecho, y lo que significaba en términos del aparente fin de una sociedad pacífica. Lo cierto es que Costa Rica enfrentó en el 2015 el año mas violento de su historia, uno en donde la tasa de homicidios alcanzó un nivel de epidemia, según los criterios de Naciones Unidas.

Este tipo de violencia por supuesto es posiblemente la que mas nos conmueve por ser también la de consecuencias más dramáticas. Pero cotidianamente tenemos otras manifestaciones de violencia en Costa Rica, que por repetidas se han vuelto comunes, casi que una anécdota, pero que podrían denotar un estado de ánimo subterráneo al que habría que ponerle atención.

Así por ejemplo, manejar en Costa Rica se ha vuelto un ejercicio de prudencia y autocontención abrumador. Espoleados por las sempiternas presas que los aquejan, los conductores costarricenses muchas veces terminan sucumbiendo a la desesperación y terminan actuando de manera muy agresiva. Estoy seguro que el lector estará recordando ya las veces que ha tenido que enfrentar una situación de esta índole.

¿Quiere otro ejemplo de la violencia que aparentemente permea a la sociedad costarricense? Lea los comentarios que dejan las personas en las ediciones digitales de los medios de comunicación. O simplemente lea los comentarios que en mi página de Facebook dejan algunos a las cosa que escribo o agrego. Hay personas que parecen sentir la necesidad imperiosa de insultar. Peor aun, parece que para algunas personas el insulto está absolutamente justificado. La violencia verbal que uno encuentra en estos medios ya no es una cosa anecdótica, sino un síntoma de algo mas profundo.

Pero hay otra cosa que este hecho lamentable pareció evidenciar. Entrevistado por REPRETEL, un “testigo clave” narra lo sucedido de una manera que podría ser una llamada de alerta. Hablando del grupo de muchachos del que formaba parte la víctima, la persona entrevistada se refirió a ellos como “los muchachos de Escazú”. ¿Qué puede significar esto? ¿Por qué no dijo que eran “muchachos de San José”. Ciertamente ya para el momento en que se entrevista a esta persona había quedado clara la procedencia del grupo de muchachos, pero la mención parece innecesariamente específica. Y en redes sociales, algunos, muy pocos, acudieron a la clase social como un elemento explicativo de lo que sucedió. Y eso no ha sido común en nuestro país. Que pase ahora podría indicar que algo ha pasado, y que se ha construido una división social que para algunos no es tan evidente, pero para otros puede ser una pesada carga.

Valdría la pena explorar a profundidad el estado de las relaciones sociales en nuestro país. Para una sociedad que históricamente se ha preciado de ser igualitaria, el resultado de ese análisis podría revelar cambios profundos en nuestro tejido social.

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Recuerden escuchar la nueva entrega de Café Futbol, proyecto de Alvaro Gallardo y Alberto Alfaro.
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“Como resultado de las negociaciones emprendidas por la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope) con su contraparte china, Costa Rica logró tres importantes acuerdos respecto al proyecto construcción de la refinería de Moín.

En primer lugar, Recope será la institución encargada de coordinar y ejecutar un nuevo estudio de factibilidad del proyecto. También se acordó realizar una revisión exhaustiva y minuciosa de las operaciones de la Sociedad Reconstructora Chino Costarricense S.A. (Soresco) y que el diseño del proyecto incorporará la producción de biocombustibles y combustibles verdes como eje fundamental de las operaciones.

El presidente costarricense fue invitado a una reunión con representantes de la Corporación Nacional de Petróleo de China, durante su visita de Estado a la nación asiática, con el fin de ratificar los acuerdos alcanzados sobre el controvertido proyecto de la refinería de Moín.” 

Así informaba el medio China Today, sobre los resultados de la visita del presidente Solís a China en febrero del 2015.  Un año después, la junta directiva de RECOPE decide salirse del proyecto, decisión que además parece no haber sido comunicada oficialmente a la contraparte china, que se encontraba negociando la venta de su participación en el proyecto a la mexicana PEMEX.

¿Por qué RECOPE no cumplió con los compromisos que negociaron con el gobierno chino? ¿Por qué no se realizó el nuevo  estudio de factibilidad que se prometió hacer? El gobierno de Luis Guillermo Solís había expresado su interés de continuar desarrollando el proyecto, pero nunca se concretó lo que ofreció. Y ahora, un año después, se decide no continuar. Extraña forma de gestionar proyectos.

Y ojalá que esta no sea la tónica, y que no terminen otros proyectos que se dejaron planteados, como la ruta 32 y la Academia Nacional de Policía, siendo descartados después de haber pasado tanto tiempo. Y de paso se siga dañando las relaciones con China, que posiblemente se esté preguntando qué es lo que pasa en un país en donde se dice que se va a actuar de una manera, y termina haciéndolo de manera completamente opuesta. O no haciéndolo del todo.

domingo, 10 de abril de 2016

Las lecciones de Panamá Papers

La saga de los denominado Panamá Papers nos ha dejado varias conclusiones:

- Sin duda los papeles ponen sobre la mesa temas de gran importancia, sobre todo en el actual entorno de limitaciones fiscales que atraviesa el país. Pero a veces los énfasis son los equivocados. El tema de fondo debería ser, no quienes evaden, si no mas bien cómo cerrar los portillos que lo permiten. Lo mismo pasa con la elusión. El debate que abre la revelación de los papeles no debería ser sobre nombres –ya cada uno asumirá la responsabilidad de sus actos-,  sino sobre un tema vital: la impostergable modernización de nuestra legislación tributaria.

- Desde esta perspectiva, sorprende la torpeza del gobierno al dejar pasar una valiosa oportunidad para acelerar el trabajo en temas fiscales. En un momento en que la presión de la ciudadanía sería un factor que pocos partidos políticos podrían ignorar, el gobierno deja plantados a diputados de varias fracciones en una reunión en la que se iba a discutir la posibilidad de aplicarle vía rápida al proyecto contra el fraude fiscal. Uno más en la cadena de yerros que ha caracterizado el manejo legislativo por parte del Ejecutivo. Por cierto que tampoco ayuda en las relaciones de Zapote con Cuesta de Moras la jugarreta utilizada para nombrar a un regulador general cuestionado por su relación laboral con una de las empresas sujetas a regulación (el ICE). Ya podríamos imaginar el escándalo si se hubiese nombrado en este puesto a alguien que viniera de alguna empresa telefónica privada.

- Que el debate no se haya centrado en los temas sino en los nombres, es un defecto de origen propiciado por un ejercicio periodístico deficiente o llanamente malintencionado. Cuesta entender como se decidió publicar ciertos nombres en una lista que se presentó como la de los “empresarios que refugian fortunas en paraísos fiscales”, aun cuando el análisis de sus casos evidenciaba que no había habido ninguna actuación ilegal o ni siquiera censurable. Los casos de María Luisa ÁvilaEduardo Ulibarri y el mismo Otto Guevara son una muestra de esto. Pero claro, para causar algún impacto, y después de constatar que ningún nombre relevante aparecía en los papeles como involucrado en cosas claramente ilegales o censurables, lo mejor era ser ambiguo. Pero al adoptar ese curso de acción, el semanario se disparó en su propio pie y se convirtió en blanco de críticas en muchos casos justificadas. Los periodistas se volvieron la noticia, y eclipsaron los temas de fondo. ¿Cayeron en una trampa del ego?

- Alguna parte de los medios y algunos periodistas y socios de medios criticaron al semanario por ese chapucero uso de una información tan valiosa. Mencionaron su falta de rigor, y un desbalance que denotaba alguna intención adicional a la de dar a conocer los papeles. Pues bien, de eso que ellos se quejan ahora, se ha venido quejando desde hace tiempo una buena parte de los actores políticos, económicos y sociales en el país, respecto a la práctica periodística de algunos de esos medios y algunos de esos periodistas. Si de este incidente saliera un ejercicio de rigurosa revisión de estándares y enfoques, el país saldría ganando mucho. El punto de partida podría ser este artículo de El Observador de Uruguay.

- Un analista se sorprende de las virulentas reacciones que generó una columna que escribió, en un tono inusualmente mesurado, sobre este tema. Otro se queja con gran vehemencia de que su nombre fue incluido, con una gran falta de rigor, como uno de los personajes con prácticas cuestionables. No dicen nada de lo que han contribuido cada uno de ellos, junto con otros “analistas”, a este ambiente de crispación y ligereza, que en mucho caracteriza el debate público en Costa Rica.  El análisis no puede ser una reelaboración sofisticada de prejuicios populares,  ni tampoco un discurso lleno de epítetos, detrás del dedo acusador que señala a todos sin hacer diferencias. La gente merece mejores análisis que la retórica y el verbo incendiarios.

- Lo anecdótico: personas que tomaron la renuncia del primer ministro islandés como una confirmación de que todos los costarricenses que aparecían en la investigación eran culpables… de algo; los esfuerzos que hicieron los periodistas del semanario Universidad para que apareciera el nombre de Oscar Arias en el reportaje, al mencionar un homenaje que le hizo una empresa que quería abrir una subsidiaria en Panamá, sin que viniera a cuento ni tuviera nada que ver con los papeles; y cómo ciertas facturas no caducan, tal y como nos parecen recordar los periodistas del semanario que fueron despedidos de La Nación.

Ojalá que cuando se desvanezca la cacofonía sin sentido que domina actualmente la discusión alrededor de estos papeles, se imponga la cordura y podamos modernizar como corresponde nuestra legislación tributaria. Y que todos los involucrados revisen lo actuado y pongan las barbas en remojo.

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Recuerden escuchar el Café Futbol de esta semana, podcast producido por Alvaro Gallardo y Alberto Alfaro

domingo, 3 de abril de 2016

La Presidencia se respeta, pese a todo y los Panama Papers de Costa Rica

El presidente de la República pide respeto a la figura de la Presidencia a una periodista que lo interpeló en términos absolutamente inaceptables. La noticia generó algunas tímidas reacciones de apoyo a Solís, pero sobre todo duras críticas a la periodista, sobre todo de algunos de sus colegas.

Aquí, hay que decirlo con todas las palabras, el presidente tiene toda la razón. La Presidencia se respeta. Y no hay separación entre la persona que ocupa el cargo y la institución. Dicho de otra forma, a la Presidencia se le respeta pese a cualquier cosa que haya hecho un presidente que parezca contrario a la dignidad del cargo. No importan los selfies con la lengua afuera, los disfraces multicolores, las contradicciones constantes, las medias respuestas, los cambios de opinión, la superficialidad, el “no es lo mismo venir que bailar con ella”, la descoordinación con la Asamblea Legislativa, la desaparición de los ministros, los nombramientos ilegales, las salidas en falso de ministros y viceministros y, en general, la desilusión ante las promesas no cumplidas. A la Presidencia se le respeta, en Zapote y afuera.

De este incidente también es notable la reacción de algunos periodistas. Esto que pasó con la periodista de Diario Extra, pasa frecuentemente en conferencias de prensa o entrevistas que le hacen a jerarcas de la administración pública. El periodista que interrumpe, que exhibe un tono agresivo, que confunde acuciosidad con irrespeto, es bastante común en Costa Rica

Pero en otras ocasiones que ministros, diputados o funcionarios públicos en general han reaccionado como el presidente, exigiendo respeto, la respuesta del gremio ha sido otra. La diferencia entre este caso del presidente y el de otros casos similares, parecen ser las partes involucradas. Queda la impresión que los periodistas de ciertos medios no concitan la misma solidaridad gremial.

Lo de la periodista de Extra fue, como lo fue, un falta de respeto y es lo correcto catalogarlo así. Pero otros casos similares han sido mas bien, juzgando la reacción de algunos periodistas y directores de medios, atentados a la libertad de expresión, una muestra mas de que los políticos no entienden el papel de la prensa y una señal de su incomodidad quejándose sin fundamento.

Esta sería una buena oportunidad, dado que el tono de la periodista de Extra concitó tal repudio de parte de sus colegas, para evidenciar a otros periodistas de otros medios cuando actúen de la misma forma, en el camino de mejorar relaciones que ya de por sí con conflictivas, pero que no tienen por que ser irrespetuosas.

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No se deben subestimar los posibles hallazgos que la investigación de los denominados “Panama Papers” genere. Pero los medios involucrados deben ser responsables. Lo primero, es no establecer una narrativa sin sustento. Aunque algunas cosas parezcan evidentes, no se pueden establecer relaciones sin pruebas ni un análisis riguroso de las particularidades de cada caso.

Así entonces, implicar que “este bufete tiene prácticas cuestionables, ergo, todos sus clientes los contratan por eso”, no es correcto antes de analizar cada caso. Desde esta perspectiva, la lista de personas mencionadas en los papeles no significa de manera inequívoca que quienes están en ella sean evasores ni criminales. Pero esa es la sensación que se transmite cuando se informa sin contexto, generalizando, pintando el cuadro con brocha gorda y no con pincel, como requeriría una cosa como esta.

Desafortunadamente, la primera entrega que hace el semanario Universidad, va en esa línea. Bajo el titular “Empresarios y banqueros de Costa Rica refugian fortunas en paraísos fiscales”, se brinda una lista de personas “que aparecen en los archivos”, con lo que se establece de primera entrada una relación que no se evidencia en el texto, por lo menos no en esta primer entrega. Y el contexto es importante, porque como lo explica la Dra. María Luisa Ávila en su clara respuesta a esta publicación, hay nombres que no tienen nada que ver con el titular.

Asumo que mucho se origina en el mecanismo que se sigue para dar a conocer esta información. Los archivos les fueron entregados a los medios involucrados hace algunos meses, y se fijó una fecha para que todos los dieran a conocer simultáneamente. La posibilidad de analizar a profundidad la información depende de la capacidad de cada medio, y de alguna manera define el ámbito y la rigurosidad de lo que se va a informar. Llegada la fecha en la que se daría a conocer la información en el mundo, ¿se sacrifica la primicia aun cuando no se haya tenido tiempo de analizar mas minuciosamente los documentos, o se publica una primera aproximación aun no habiendo tenido tiempo para analizar todos los casos a profundidad? ¿De cotejar conclusiones con marco legal? ¿De contactar  a todos los involucrados para consignar su respuesta?

La respuesta a estas preguntas parece obvia, viendo las características de la primera publicación, pero no se debe cometer el mismo error que el Semanario comete.

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Les recuerdo escuchar una nueva edición de Café Futbol, podcast de  Alvaro Gallardo y Alberto Alfaro, sobre fútbol en Costa Rica. Muy entretenido