¿Qué sabemos de los lectores ticos del siglo XXI? No conozco que, más allá del ámbito del mercadeo, que es en mucho la preocupación principal de las empresas comerciales dedicadas a la producción y transmisión de información, haya estudios que nos permitan delinear con claridad los hábitos de lectura de la gente. Pero cuando según lo muestra un estudio de la firma UNIMER publicado en el semanario El Financiero, casi la mitad de la población costarricense forma parte e interactúa en alguna red social, no es descabellado que la descripción que hace Vargas Llosa del lector contemporáneo pueda extrapolarse al lector costarricense.
Y si esto es así, habría que empezar a repensar la forma en que generamos contenido y lo diseminamos. Y esto no es solo para hacer de ese contenido mas atractivo o valioso para ese "picoteador" de información, sino además porque es posible que ciertos aspectos hasta ahora utilizados de una manera tengan que ser evaluados a la luz de esta nueva perspectiva. Un ejemplo de esto debería ser el titular de las noticias en medios impresos. Hasta ahora, el titular pretendía, creo yo y posiblemente además de otras cosas, servir de "gancho" para atraer la atención del lector sobre una noticia en particular. Actualmente es común encontrar un cierto desencuentro entre titular y contenido, y muchas veces la noticia no es lo que el titular parece decir. Pero sospecho que para muchos lectores el titular se ha convertido en la noticia. Y a la luz de una suposición como esta, habría que valorar de manera distinta los titulares, y definirlos con otro sentido. Si el lector tico está "mariposeando cognitivamente", sacrificando la profundidad por la diversidad de fuentes, quedando en lo externo sin adentrarse en los detalles, es lo menos que se puede hacer.
Pero posiblemente lo que haga falta es hacer un estudio concienzudo sobre las características de los hábitos de lectura de los costarricenses. Hacer un retrato integral, saber bien cómo consume los contenidos informativos. Solo de esa manera podremos superar las consecuencias negativas que pueda generar la ligereza con la que muchos lectores, cuidado y no es la mayoría, está recibiendo y procesando su información.