Incluyo en mi blog este extenso artículo de un medio colombiano porque es raro encontrar en la prensa un análisis tan completo y profundo sobre una situación tan delicada como la que atraviesan Nicaragua y Colombia. Una valoración muy mesurada de una coyuntura compleja.
En una tesitura similar nos encontramos nosotros con Nicaragua en la actualidad, pero aquí por lo que se opta no es por la contextualización informada, o a la opinión expertos o a la entrevista a profundidad, sino en darle un espacio privilegiado a alguien cuyo único mérito es ser un agresor permanente de nuestro país. Es un contraste notable.
Qué hacer con la ambición de Nicaragua
SEMANA revela la estrategia del gobierno para contrarrestar el fallo de la Corte y frenar las nuevas pretensiones expansionistas de ese país.
Nicaragua se ha convertido para los colombianos en una pesadilla
que parece nunca terminar. Además del dolor de haber perdido 75.000 kilómetros
de mar tras el fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya, Managua
decidió poner todas sus cartas sobre la mesa y dejar en claro que quiere más mar, no solo de Colombia sino de otros países vecinos como Jamaica, Honduras, Panamá y Costa Rica. A este último también quiere quitarle la provincia de Guanacaste.
El bombardeo mediático que Nicaragua ha desatado en los últimos
días demuestran que la mala noche para el país va a ser muy larga. Más si se
tienen en cuenta la inseguridad y demora que el gobierno del presidente Juan
Manuel Santos ha mostrado para definir una estrategia que le permita al país
responderle a la Corte Internacional de Justicia de La Haya (CIJ) con
argumentos sólidos las grandes incoherencias y vacíos del fallo, así como
frenar en otros escenarios los sueños expansionistas que el gobierno de Daniel
Ortega tiene en el Caribe.
Dentro de esa estrategia esta semana Managua anunció de todo. Por
un lado, que después de solicitarle a la Comisión de Limites de Naciones Unidas
que le reconozca la extensión de su plataforma continental hasta 350 millas en
el mar Caribe, también irá en las próximas semanas a pedirle a La Haya que fije
esa nueva frontera, tal y como lo dejó abierto en el fallo contra Colombia en
noviembre del año pasado.
A este hecho se sumó el anuncio que hizo el ministro de Minas
nicaragüense de tener propuestas y planes para explorar hidrocarburos en las
dos zonas que antes eran de Colombia o que están en discusión.
Y por si fuera poco, el comandante del Ejército, el general Julio
César Avilés, confirmó esta semana que su país renovará su Armada con la
posible adquisición de cuatro navíos, probablemente rusos, por la “necesidad de
adquirir material bélico para custodiar esos nuevos y reivindicados mares que
ahora tenemos y asegurar la soberanía de Nicaragua en estas aguas”. Ese anuncio
se sumó a otros anteriores que ha hecho Ortega de comprarle aviones y armamento
a Rusia.
En medio de todo aparecieron las imágenes de un superdestructor
ruso que navegaba por las aguas nicaragüenses, todo dentro de una estrategia
que caldea aún más el dividido ambiente político en Colombia, no solo frente a
este tema, sino ante la campaña presidencial que se avecina.
Mientras Managua continúa con la estrategia que diseñó hace años y
que le ha salido a la perfección hasta ahora, en Colombia no hay consensos
frente al tema. El expresidente Álvaro Uribe insiste en desacatar el fallo y
enviar las naves al meridiano 82, el Congreso de la República tramita una ley
que desconoce las fronteras fijadas por la CIJ, se ha especulado que el
gobierno expedirá varios decretos para determinar estos límites y muchos
líderes de opinión y columnistas han salido a criticar la lentitud del gobierno
para fijar una posición.
La ministra de Relaciones Exteriores, María Ángela Holguín, que ha
mantenido una posición serena, no aguantó más y tildó de traidores de la Patria
a quienes filtraron a los medios algunos detalles de la estrategia que el
gobierno le presentó a la Comisión Asesora para defenderse en La Haya frente a
Nicaragua.
Hasta el presidente Santos trinó para decir: “Ojo: gobierno no ha
tomado ninguna decisión frente a recomendaciones de abogados y otras opciones
que se han discutido sobre Nicaragua”. Y después concluyó: “Las filtraciones
medio verdad medio mentiras de discusiones reservadas en Comisión Asesora de Relaciones
Exteriores le hacen daño al país”.
En medio de este creciente y peligroso mar de leva de división
política y confusión que hay entre los colombianos sobre si se debe acatar el
fallo, y del dolor por lo perdido en San Andrés, la realidad es que hay grandes
temas y preguntas que se deben resolver para enfrentar la amenaza estratégica
planteada por Nicaragua.
Por eso, más allá de los arrebatos nacionalistas y del populismo
guerrerista que genera cualquier conflicto internacional, es necesario estructurar
una estrategia sólida, coherente, y, lo más a importante, de largo plazo para
frenar las pretensiones nicaragüenses.
Es importante tener en cuenta que los tiempos de la Justicia
internacional no son los de la política. En la Corte de La Haya saben que un
fallo puede tardar, en promedio, entre cinco y siete años en ser aplicado y que
los países requieren tiempo para dar respuestas, lo que no quiere decir que el
gobierno esté cruzado de manos.
La canciller le dijo a SEMANA que el gobierno no solo contrató a
la firma de abogados Volterra Fieta para encontrar salidas al fallo sino
que recurrió a otros bufetes de Estados Unidos, Reino Unido y Francia, con el
fin de tener una mirada desde diferentes especialidades.
Además, pidió varias interpretaciones tanto de Cortes nacionales
como de la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores. En total hoy en el
Palacio de San Carlos hay seis conceptos sobre el fallo de La Haya, con los que
se está realizado una matriz para establecer en qué coinciden y en dónde hay
diferencias, así como sus posibilidades de éxito y los riesgos que habría al
esgrimir una u otra tesis.
El gobierno llevó el miércoles pasado algunas de esas conclusiones
y alternativas a la Comisión Asesora para buscar un consenso, y la filtración
de algunos detalles desató la ira de la ministra Holguín y del presidente.
Se sabe que entre los abogados prácticamente hay unanimidad en que
desconocer el fallo es imposible y hasta absurdo, no solo porque ninguna nación
lo ha hecho, sino porque así se despliegue la Armada, el Consejo de Seguridad
de la ONU obligaría al país a acatarlo.
Esto pondría a Colombia en una posición de desventaja frente a los
futuros pleitos con Nicaragua.
Esto no significa que el país tenga que tragarse el sapo completo.
Por eso es cada vez más claro que el Estado presentará ante la CIJ un recurso
de interpretación o de aclaración del fallo, a la vez que le expondrá razones
de fondo de por qué su decisión es inaplicable así como llevarla a revisar
algunas de sus decisiones. En cierta medida es la misma estrategia que usaron
los comuneros frente a la orden del rey de aumentar los impuestos en 1781: se
obedece pero no se cumple.
En cuanto a los argumentos mencionados en el encuentro de la
Comisión Asesora que fueron filtrados a los medios, la verdad es que, en su
mayoría, ya habían sido ventilados desde hace meses por los expertos. Entre
estos están que la CIJ desconoció tratados que Colombia tenía vigentes con
países limítrofes, lo que significa que con su decisión afectó a otras naciones
que no eran parte del proceso, como Panamá, Costa Rica y Jamaica. Al hacer
esto, la Corte se extralimitó en sus funciones.
Y también se dijo que Colombia podría esgrimir que la Corte
desconoció derechos históricos del país sobre el archipiélago, que fracturó su
unidad y que puso en peligro a las comunidades raizales que han estado allí
desde hace siglos.
Varias fuentes confirmaron a SEMANA la existencia de varios
proyectos de decreto que el gobierno iba a anunciar esta semana, pero que al
final no llegaron a la Comisión Asesora ni salieron de la gaveta para su firma.
La idea con esos decretos y otras decisiones era demostrale a la
CIJ la dificultad que tiene Colombia para acatar su fallo. Otras medidas
buscarían la forma de determinar quién o qué órgano del poder debe fijar las
nuevas fronteras del país, lo que sin duda desatará todo un limbo jurídico y un
trasteo de la responsabilidad, pues nadie, ni mucho menos el presidente Santos,
quiere pasar a la historia como el Marroquín del siglo XXI.
La senadora Alexandra Moreno Piraquive dijo, tras su reunión en la
Comisión Asesora, que si bien se va a pedir a la Corte Internacional la
interpretación o aclaración del fallo, también es factible que con toda la
artillería que el gobierno está preparando en silencio y con paciencia se pueda
armar en el futuro una demanda de revisión, pues por ahora no hay un hecho
nuevo que lo permita hacer.
Precisamente en este punto la ministra Holguín tiene diferencias
con la excanciller Noemí Sanín, quien lleva varios meses tratando de demostrar
que la decisión de Nicaragua de construir un canal en asocio con ciudadanos
chinos puede constituir un hecho nuevo –desconocido al momento del fallo
por los jueces de la CIJ– que podría abrir, según su tesis, las puertas para
revisar el fallo.
Para Sanín, el 4 de mayo de 2012, seis meses antes de que la Corte
anunciara su fallo, y cuando se cerró la última oportunidad procesal para
Colombia, el gobierno y el Congreso de Nicaragua tomaron decisiones para
construir un nuevo canal interoceánico por ese país que podría incluir, como
dice la Ley 800 de Nicaragua, aguas en discusión o en litigio.
Los expertos del gobierno y la Cancillería no creen que allí haya
un hecho nuevo, pues Nicaragua lleva más de siglo y medio tratando de hacer un
canal por su territorio. “El gobierno pide unidad, ¿pero alrededor de qué?
¿Cuál es la propuesta y la estrategia de defensa que se tiene? Yo me uno a todo
lo que le convenga a Colombia, pero estoy convencida de que el fallo de La Haya
es absolutamente antijurídico”, dijo a SEMANA la excanciller Sanín.
Así como el gobierno debe trabajar al máximo para responder al
fallo en La Haya, hay otros asuntos igual o más relevantes que no puede perder
de vista. El más importante es la decisión nicaragüense de buscar extender su
actual plataforma continental de 200 a 350 millas marinas.
En su fallo, la CIJ estableció que no lo podía hacer porque
Nicaragua no había cumplido con los requisitos y trámites requeridos, lo que
para algunos expertos, como dijo Antonio José Rengifo, doctor en Derecho del
Mar de la Universidad de Londres y profesor de la Nacional, le dejó servida en
bandeja de plata a Managua la posibilidad de ir por más y por el valioso lecho
marino.
"Desde un principio la estrategia de Nicaragua no ha sido quedarse
con San Andrés, que ha sido el sofisma de distracción para los colombianos. Su
intención ha sido la de ir por mar colombiano en el Caribe, eso fue lo que
logró y lo que busca al pedir que la Corte le fije ese límite”.
Por eso Nicaragua, acogiéndose a la Convención del Mar, le
solicitó hace un poco más de un mes a la Comisión de Límites de la Plataforma
Continental de la ONU que le fije su plataforma, teniendo en cuenta el fallo de
La Haya. En su solicitud ese país advirtió que “la CIJ no determinó el límite
de la plataforma continental de Nicaragua y Colombia más allá del límite de 200
millas marinas”.
La canciller Holguín dijo a esta revista que además de ser un
asunto sumamente técnico, que requiere años y años de estudios, es difícil que
Nicaragua pueda probar y demostrar que su plataforma va más allá de lo ya
establecido. Sin embargo, a pesar de que Colombia no ha suscrito la Convención
del Mar, el país se está preparando para defender su plataforma continental. A
su favor juega que lo que Nicaragua está pidiendo le quita más de 150.000
kilómetros de mar a Costa Rica, Honduras, Panamá y Jamaica, valiosos aliados
que tendrá el país en el futuro para frenar al presidente Ortega.
Y como el fallo ancló varias islas y cayos en el mar, aislándolos
del archipiélago, Managua está tratando de ejercer soberanía de facto, como
cuando anunció su intención de ofrecer a compañías extranjeras la
posibilidad de buscar petróleo en aguas que antes eran de Colombia o sobre las
que habría vacíos.
Así como Colombia le otorgó a Ecopetrol y a la compañía
hispano-argenina Repsol-YPF licencias para explorar hidrocarburos, incluso en
zonas cercanas a la reserva Sea flower, Nicaragua va a hacer lo mismo. Lo
importante es que no lo haga en esta reserva que hace parte de la segunda
barrera de coral más grande del mundo ni que vaya a afectar la riqueza marina.
Nicaragua se equivocó al publicar los bloques que pensaba ofertar,
algunos de los cuales hoy son de Colombia, lo que generó una protesta de
Bogotá, pero dejó en claro que se va a meter hasta donde el fallo y las normas
se lo permitan. De ahí que Colombia deba ser firme y tranquila a la hora de
enfrentar esta realidad y la que se avecina, ante una eventual escalada
armamentista de ese país centroamericano.
Hasta el momento, según el gobierno, las dos armadas han trabajado
de manera coordinada y hay un diálogo permanente. No obstante, frente a la
llegada de nuevas embarcaciones nicaragüenses a la zona es evidente que puede
aumentar la tensión, especialmente con los pescadores industriales colombianos
que perdieron el bajo Luna Verde, el sitio con mayor riqueza de langostas y
caracol pala. A pesar de que varias empresas y embarcaciones dejaron ya la
isla, es claro que la pesca artesanal está protegida por el fallo de La Haya.
La recomendación que varios expertos le han hecho al gobierno es
que, frente a los gritos de guerra y venganza que algunos lanzan desde el
continente, un incidente le serviría más a Managua para demostrar que Bogotá no
ha cumplido el fallo y pedir medidas cautelares contra Colombia, lo que sacaría
de inmediato todas las embarcaciones militares de la zona.
Como lo dijo el ministro de Defensa Juan Carlos Pinzón, el país
respeta las decisiones de cada Estado en sus compras militares y buscará
siempre resolver pacíficamente cualquier problema. Sin embargo, sostuvo que
“mantendremos la presencia de nuestras Fuerzas Militares protegiendo nuestros
territorios, respetando nuestra soberanía y protegiendo los derechos históricos
de los colombianos, de los pescadores, en esa zona”.
Es claro que Nicaragua convirtió a San Andrés en un complicado
juego de ajedrez que diseñó desde hace años y tiene las fichas blancas en su
poder. El dolor que ha significado para los colombianos el fallo de La Haya no
puede llevar a pensar con la cabeza caliente ni al gobierno a actuar con
ligereza. La Cancillería se ha tomado su tiempo para tomar decisiones y el
gobierno ha actuado con prudencia y diplomacia. Pero ya es hora de que los
colombianos conozcan cómo se va a enfrentar este nuevo round jurídico y
estratégico.
Sobre todo si se considera que el caso de San Andrés se está
convirtiendo, junto con los diálogos de La Habana, en los caballitos de batalla
que Álvaro Uribe y la oposición están usando para golpear al gobierno y alistar
el terreno para la contienda electoral que se avecina. Y más si se tiene en
cuenta que Ortega, quien ya le midió el aceite a la opinión pública y a la
clase política colombiana, no ahorra palabras en anuncios que dividen más al
país en su estrategia. Con este panorama, el coctel no puede ser más
peligroso.
Ya que Nicaragua mostró todas las cartas, Santos debe sacar todas
las suyas. Muchos países de Centroamérica, así como Chile, Perú y Bolivia, que
tienen casos en el CIJ, están pendientes de lo que se haga. Así como Santos
logró sentar a las Farc a negociar, la estrategia ahora está en buscar que en
unos años Nicaragua y Colombia se sienten cara a cara a negociar un tratado
frente a la dificultad de poner en práctica el actual fallo de La Haya.
ENTREVISTA
La canciller, María Ángela Holguín, pasó al ataque frente al fallo de La Haya. Habló con SEMANA de las posibilidades de una confrontación con Nicaragua, el nuevo canal y hasta de los apátridas.
SEMANA: ¿Qué responde a quienes dicen que
Colombia no tiene una estrategia clara ni contundente tras el fallo?
María Ángela Holguín: El hecho de que seamos prudentes y que estudiemos con juicio y
analicemos cada paso
no quiere decir, en ningún momento, que no estemos actuando con
toda la determinación en la defensa y en la estrategia que Colombia merece, que
nos permita recurrir a los mecanismos del derecho internacional para elevar
nuestras opiniones y críticas hacia el fallo. Hemos sido cuidadosos en estudiar
diferentes posibilidades, hemos consultado a expertos nacionales e
internacionales, para tener claridad sobre los distintos escenarios de
acción.
SEMANA: ¿Y cuándo darán a conocer esas
medidas?
M.A.H.: En cuanto estemos preparados y totalmente seguros de los caminos
que emprenderemos para defender nuestros intereses nacionales le contaremos al
país de manera transparente y responsable, como lo hemos hecho hasta
ahora.
SEMANA: Pero han pasado nueve meses desde el
fallo.
M.A.H.: El manejo prudente que hemos tenido no debe confundirse jamás con
debilidad. La opinión pública puede estar segura de que estamos afinando con
seriedad y responsabilidad las acciones a seguir, sin inmediatismos ni
decisiones precipitadas, y obedeciendo únicamente al interés nacional, en el
cual, naturalmente, el bienestar de los pobladores del archipiélago es una
prioridad central.
SEMANA: ¿Por qué calificó de traición a la
patria las filtraciones que se han presentado sobre la defensa que quiere
Colombia?
M.A.H.: Yo no dejo de sorprenderme cuando personas, por cualquier
motivación, revelan información privilegiada y confidencial relacionada con
asuntos de Estado y en especial sobre este tema tan sensible. Quiero reiterar
que todo lo que digamos que favorezca intereses de terceros, y específicamente
de Nicaragua, va en detrimento de todos los colombianos y de nuestra defensa
nacional, y no exclusivamente de un gobierno.
No entiendo cómo alguien que revela dicha información privilegiada
y confidencial no piensa en el daño que le hace al país y a todos los
colombianos. Y me pregunto, ¿cómo más podríamos llamar ese acto? En este
momento debemos unirnos en este tema fundamental, que hemos manejado como
política de Estado.
SEMANA: ¿Es cierto que usted decidió que para
la defensa de Colombia no era prioritario declarar patrimonio mundial de la
humanidad a la reserva de Coral Seaflower, lo que podría frenar las
pretensiones nicaragüenses?
M.A.H.: Ningún país puede ‘declarar’ un bien como Patrimonio de la
Humanidad. Los Estados pueden postular una candidatura ante el Comité de
Patrimonio Mundial de la Unesco. La Cancillería decidió, tras consultar a la
agente y revisar todas las repercusiones, que por el momento no era conveniente
continuar con el proceso de postulación, teniendo en cuenta que en 2010 se
mantenía el litigio entre Nicaragua y Colombia ante la Corte Internacional de
Justicia.
SEMANA: Pero en ese momento esos mares eran de
Colombia.
M.A.H.: El fallo de 2007 de la Corte había decidido que el meridiano 82 no
era el límite marítimo y que iba a fijar uno nuevo. Además, uno de los
requerimientos de la Unesco consiste en acabar la pesca industrial en esa
área.
Cuando los críticos sugieren que habríamos podido reafirmar
posesión sobre algunas áreas del Seaflower al emprender esta medida, desconocen
que la misma convención indica que inscribir a un bien objeto de
reivindicación de soberanía o de jurisdicción no prejuzga nada sobre los
derechos de las partes en litigio.
SEMANA: ¿Por qué, como dice María Jimena
Duzán, usted desechó la tesis del Archipiélago de Estado, una zona que genera
su propia zona exclusiva?
M.A.H.: Esa tesis, –que sostuvo el doctor Enrique Gaviria Liévano durante
la Tercera Conferencia sobre Derecho del Mar, que condujo a la Convemar y en
algunas de cuyas sesiones participó– fue acogida por pocos países. La
Conferencia rechazó esa posibilidad y reconoció el planteamiento de las líneas
de base rectas únicamente para Estados archipiélagos. Esta posición tampoco ha
sido desarrollada ni en la jurisprudencia de la Corte Internacional de
Justicia, ni en la de tribunales de arbitramento.
SEMANA: ¿Qué tal están las relaciones con
Nicaragua? ¿Por qué se ve un lenguaje muy belicista en ese país? ¿Podría haber
un incidente con Nicaragua?
M.A.H.: Con Nicaragua hay diálogo a diferentes niveles. Los colombianos
conocimos las reuniones del presidente Santos con el presidente Ortega
posteriores al fallo de La Haya. Debemos entender que dichos diálogos no han
minado nuestra total determinación en la defensa del territorio nacional.
Lo que también el país debe entender es que los comentarios que
incitan a la confrontación y a la guerra no nos harán defender mejor nuestros
intereses nacionales. Así como la discreción no es sinónimo de inacción frente
al fallo de la CIJ, la firmeza en la defensa del territorio nacional no es lo
mismo que llamados a la guerra.
SEMANA: ¿Pero qué tan tensa está la situación?
M.A.H.: No estamos ad portas de un conflicto bélico con Nicaragua y la
presencia de la Armada nacional no obedece a otra cosa que al ejercicio pleno
de nuestra soberanía y, sobre todo, a la protección de los pescadores
colombianos que históricamente han derivado su sustento de las aguas del
archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina.
SEMANA: Hay quienes dicen que se desestimó la
noticia de la construcción del canal por parte de Nicaragua y que hasta se
afirmó que no iba a haber un impacto destructivo sobre el archipiélago.
M.A.H.: Sobre el canal, las inquietudes planteadas en ese sentido fueron
escuchadas y transmitidas de inmediato a los abogados que nos asesoran, para su
análisis. Tres de los abogados consultados, además de la Armada, desestimaron
incluir esta argumentación en las acciones que se propondrían.
Sobre el impacto destructivo en el archipiélago, quisiera que
tuviéramos en cuenta que existen varios canales interoceánicos, incluso uno
cerca a nuestras costas pacífica y atlántica, y todavía no tenemos noticias de
manchas negras de químicos venenosos en estos canales. La zona de aproximación
a un canal interoceánico es en promedio de tres millas náuticas.
Es claro que las rutas de acceso del eventual canal estarían, en
cualquier caso, en aguas internacionales en las que existía y existe libertad
de navegación, y las áreas de posible parqueo y maniobra de los buques estarían
dentro de las 12 millas del mar nicaragüense. Esto no implica que compartamos
la idea de la construcción de dicho canal. Esperamos que ese proyecto no se
convierta en una realidad.
SEMANA: ¿Qué piensa de la decisión de
Nicaragua de pedir su plataforma continental? ¿Hay peligro de perder más mar?
M.A.H.: La pretensión de la plataforma continental extendida de Nicaragua
no es solamente contra Colombia. También es contra Jamaica, contra Costa Rica,
contra Panamá. No estamos solos en esto, y en eso estamos trabajando. Yo estuve
en Jamaica y en días pasados estuvimos conversando con el presidente de Panamá,
Ricardo Martinelli, porque no es posible que Nicaragua pretenda pasar por
encima de todos, de todo el Caribe así como así. Eso no lo vamos a permitir.
SEMANA: ¿Usted cree que el problema es que
muchos sienten que Nicaragua tiene claro hacia dónde va y Colombia no?
M.A.H.: Quiero aprovechar para advertir que también aquí hay un juego en el
que Nicaragua busca alterar a los colombianos. Hacen afirmaciones públicas y
dan declaraciones de cosas que no son, como el tema de las concesiones, donde
el presidente Ortega dijo que se habían adjudicado en las aguas que el fallo le
había dado, cosa que no es cierta.
Las concesiones están al occidente del meridiano, y aunque esa es
la realidad, en Nicaragua lograron lo que pretendían, generar desestabilización
y dudas. No se olvide que he enviado varias notas de protesta sobre este
tema.