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lunes, 3 de junio de 2013

Mi aclaración

Algunos amigos y amigas me han sugerido que escriba en el blog una aclaración sobre algunos conceptos que supuestamente emití en un conversatorio con estudiantes de la Escuela de Ciencias Políticas de la UCR un día de estos, y que alguien citó en Facebook. Después de pensarlo, he decidido hacer la siguiente aclaración:

No dije lo que dicen que dije en la forma que dicen que lo dije. Y eso es todo lo que voy a decir al respecto.

Y eso es lo que creo que debo hacer porque no quiero incurrir en lo que considero son errores de principio. Primero, porque si lo único que se requiere para aceptar como cierto algo es que aparezca en redes sociales, yo ya cumplí el requisito. Porque para alguna gente ese parece ser el caso ¿Vamos a empezar a concederle credibilidad incuestionable a cualquier cosa que se diga en una página de Facebook -en este caso una cita de algo que alguien oyó e interpretó de cierta manera-,  por el solo hecho de que se dice en una red social?. ¿Y eso además impone automáticamente a la persona aludida la obligación ineludible de aclarar, disculparse o morir en la hoguera?. ¿Entonces hay que aclarar cualquier cosa que se diga sin importar si es cierto o no, si está fundamentado o no, por el simple hecho de que alguien lo dice en una red social?. Yo por lo menos no lo creo.

Segundo, el de aceptar que debe responderse obligatoriamente cualquier opinión que se emita a partir de una cosa como esta, aun cuando no se haga el menor esfuerzo por ampliar la información original o indagar si existen elementos adicionales antes de condenar, etiquetar o simplemente insultar. Disparar primero y preguntar después parece ser el código de conducta de algunos en redes sociales. Se es culpable hasta que se demuestre -si eso es posible- lo contrario. Y mientras pasa mas tiempo, mas culpable se es. Reconozco que algunos explícitamente se abstuvieron de sumarse a la turba de linchamiento. A ellos les agradezco su mesura y les ofrezco que si quieren saber qué fue lo que pasó me  manden un correo para contarles de vuelta qué era de lo que hablábamos en ese conversatorio de una hora y media con estudiantes de Ciencias Políticas de la UCR. A los demás, a los que asumieron todo como cierto sin preguntarse nada me imagino que nos les interesa.

Tercero, y esto lo he dicho muchas veces, el de aceptar que las redes sociales tienen un monopolio especial de la representación democrática o un valor social superior a otras formas de ciudadanía. Eso es lo que parecen creer algunas personas que consideran que cualquier cosa que se diga por acá debe ser rebatida o aclarada sin importar la veracidad o rigor de lo que se dice, pues de lo contrario se exhibe una inclinación antidemocrática y/o elitista. Nada más alejado de la realidad: las redes sociales no son representativas, lo he dicho muchas veces y lo mantengo. Y antes de que algunos se rasguen las vestiduras no digo que no sean importantes. Pero no lo son tanto como algunos creen que son (o quisieran que fueran), ni reflejan el sentir del país. A ratos mas bien parece exactamente lo contrario.

Así que sobre lo que se me atribuye que dije solo voy a decir esto: no dije lo que se dice que dije. Debería ser suficiente, así como fue suficiente que alguien lo dijera en otro lugar, para que se diera por cierto. A menos por supuesto, que no quiera creerlo. Pero esa es otra historia.

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