De una noticia publicada en el periódico La Nación: "el 87,4% de los trabajadores de la Gran Área Metropolitana (GAM) sí se sienten satisfechos con su ocupación y el 85,4% no piensa cambiar de trabajo. Estas son algunas de las conclusiones de la encuesta de opinión Calidad de vida en el trabajo, realizada por el Centro de Investigación en Administración, Economía y Gestión Tecnológica (Ciadeg), del Instituto Tecnológico de Costa Rica (TEC), la cual fue presentada ayer.
Las conclusiones reflejan un panorama favorable que sorprendió a los mismos investigadores." (las negritas no son del original)
Mas que la noticia de la alta proporción de personas que se declaran satisfechas con su situación laboral, quería comentar algo que me llamó la atención: la sorpresa de los investigadores.
Cuando se hace una investigación en Ciencias Sociales, se parte de una hipótesis que se quiere confirmar, modificar o rechazar. Si como en este caso un resultado produce sorpresa, es porque el mismo es contrario a nuestra hipótesis inicial. La sorpresa de los investigadores del TEC podría derivar entonces de dos posibles razones: no esperaban que tanta gente dijera que está satisfecha con su trabajo, o esperaban que mayoritariamente se declararan insatisfechas con sus ocupaciones.
Lo cierto es que el resultado positivo generó sorpresa. Y admitámoslo, probablemente a la mayoría que leyó esta noticia le debe haber pasado lo mismo. Y yo me pregunto, ¿por qué será?.
La respuesta a esta pregunta, según mi interpretación, pasa por varios ámbitos. Primero, se ha venido construyendo una imagen de la realidad que no parece reflejar lo que verdaderamente está pasando. Se ha impuesto una construcción imaginaria de lo que creemos -o queremos hacer creer- es Costa Rica, a la Costa Rica aparentemente verdadera, que en estudios como el del TEC nos muestra apenas parte de sus desconocidos -¿o invisibilizados?-, contornos.
¿Y cuál es la reacción de algunos sectores ante datos de la encuesta del TEC? No es cuestionar lo imaginado, sino descalificar los resultados siguiendo la antigua premisa hegeliana de que si la realidad no coincide con las palabras, peor para la realidad. Eso o acudir a la información anecdótica del entorno inmediato, en la que la rigurosidad de la estadística cede ante la percepción que se apoya en el argumento del tipo "yo conozco mucha gente que no está feliz con su trabajo, por lo que la mayoría de la gente no está feliz con su trabajo" (o su versión del siglo XXI: "en RRSS la mayoría está insatisfecha con sus trabajos, por lo tanto, la mayoría de los trabajadores en el país están igualmente insatisfechos")
¿Y por qué hemos venido creando esa imagen del Costa Rica? Son múltiples factores, pero quiero señalar uno que creo que a veces se soslaya. Vivimos una etapa de nuestra vida democrática en donde las minorías tienen una incidencia inédita en el proceso político. Pero con instituciones anquilosadas, rehenes de un proceso de reforma legal totalmente trabado, la respuesta institucional a las demandas de las minorías no siempre es la mas efectiva, lo que genera un explicable malestar en esos grupos. En tiempos de retiro de las mayorías -descalificadas además como éticamente inferiores-, la voz de las minorías insatisfechas se potencia y tiende a definir el tono del debate público.
Ojo que no hablo de la justicia o no de sus reclamos o de su malestar, simplemente digo que se tiende a interpretar el descontento focalizado como una manifestación más grande de lo que realmente es. Su malestar es real y en algunos casos justificado. Pero la sensación de que ese malestar se extiende a la mayoría es un espejismo o una construcción interesada. Insisto: los problemas que enfrentan las minorías son reales. Lo que es desproporcionado es creer que esos problemas de alguna manera definen en su totalidad la situación de un país.
Entonces claro, cuando se dan investigaciones como la del TEC o la de UCR, que en noviembre pasado nos dijo que 9 de cada 10 costarricenses se declara feliz con su vida, que nos muestran una Costa Rica esencialmente diferente a esa que prevalece en la imaginación de algunos sectores o en el debate público más ruidoso, viene la sorpresa y la incredulidad. Pero ya para este momento deberíamos saber que la realidad costarricense ha venido mostrando una resistencia admirable a los asaltos teóricos de quienes solo ven las cosas bajo una óptica negativa. Y no parece que vaya a ceder. Y yo por lo menos sí encuentro eso verdaderamente sorprendente.
Blog personal de Roberto J. Gallardo N., Profesor de la Escuela de Ciencias Políticas de la Universidad de Costa Rica
martes, 26 de febrero de 2013
martes, 5 de febrero de 2013
Soñar solo, es solo soñar
Discurso pronunciado con motivo del 50 aniversario de MIDEPLAN
Reducir la
incertidumbre del futuro, es una de las razones fundamentales para la
planificación. Planificar es un acto de coraje, es no aceptar pasivamente un
destino sino enfrentarlo, domarlo y someterlo a nuestra voluntad. Hace 50 años,
un grupo de intelectuales decidió que la construcción de este sueño colectivo
que es Costa Rica, requería de algo mas que esperar a que se aclararan los
nublados del día. De esa convicción, de esa voluntad de ponerle el pecho a la
brisa y definir un camino propio al desarrollo, nació el Ministerio de Planificación
Nacional y Política Económica.
En el centro de
la acción de MIDEPLAN en estos 50 años, se encuentra la convicción del trabajo
colectivo como medio irrenunciable para alcanzar nuestros sueños. Soñar solos,
es solo soñar. Pero cuando soñamos juntos, nos recuerda la activista Cora
Weiss, los sueños pueden convertirse en realidad. Por eso en MIDEPLAN creemos que
el bien común solo es posible mediante la convergencia de esfuerzos. Y por eso
la existencia misma de una institución como MIDEPLAN es posible en un país como
Costa Rica, en el que la solidaridad es un elemento consustancial a nuestra
nacionalidad. Aun en los tiempos en los que prevaleció un discurso disociador
que exaltaba la iniciativa individual como única vía para el progreso social,
MIDEPLAN se mantuvo vigente, sustentado en el sentido de pertenencia profundamente
costarricense que resistió los embates del cinismo y del escepticismo egoísta.
Mientras tanto,
en Latinoamérica se desechaban como un resabio de la guerra fría las instancias
de planificación. Muchos países que actuaron de esta manera, hoy están dando
marcha atrás. Y han dirigido su mirada a MIDEPLAN, para que aporte su
experiencia de 50 años a la revitalización de esa institucionalidad de
planificación. No es casualidad que fuera en Costa Rica donde se lanzara la Red
de Planificación Centroamericana, que a su vez fue el origen de la Red De
Planificación de América Latina. Precisamente nuestro orador invitado de hoy,
el amigo Roberto García, ha sido un decidido impulsor de ambas Redes.
Hemos asumido
esta responsabilidad que nos impone la confianza de los costarricenses, haciéndonos
cargo de la carpintería necesaria para construir el barco de nuestro destino
común. Para ello utilizamos herramientas como los planes nacionales de
desarrollo, la evaluación permanente del cumplimiento de los planes, la
sistematización de la inversión pública, la planificación regional, el
ordenamiento de la cooperación internacional y la labor de modernización del
Estado costarricense.
Pero además de
ayudar a construir el barco, hemos examinado el mapa de los tiempos y oteado el
horizonte en busca de los vientos favorables que nos lleven a puertos propicios.
Varias veces en la historia nacional, MIDEPLAN ha presentado al país una
reflexión de la Costa Rica a la que aspiramos. No hemos olvidado este
imprescindible ejercicio prospectivo y llegado el momento cumpliremos con esta
responsabilidad.
La labor de
MIDEPLAN, por supuesto, no acaba nunca, pues tampoco acaba el perfeccionamiento
de nuestro proyecto común. Nuevas demandas, surgidas de coyunturas económicas y
sociales específicas, requerirán una actualización continua de la manera de cumplir
con nuestras responsabilidades.
La planificación
del siglo XXI deberá ser entonces, esencialmente diferente a la de hace 50
años. Ahí donde la planificación fue un ejercicio técnico limitado, se impone
la planificación con participación ciudadana, como forma de asegurar
continuidad a planes legitimados por la voluntad popular. Ahí donde la
planificación fue centralizada, se requiere ahora la planificación desde los
territorios, para incorporar las particularidades que aun en un país pequeño
como el nuestro existen a nivel regional. Y ahí donde planificábamos para
industrializar, debemos convertir a la planificación en un instrumento para
transformar nuestra economía, de una basada en el consumo de combustibles
fósiles, a una economía de baja emisión de carbono. Esto es lo que hemos
denominado planificación verde.
Hemos venido
avanzando en algunos de estos ámbitos. En 56 cantones de nuestro país –completaremos
los 81 antes de terminar el gobierno-, se han elaborado planes de desarrollo
humano local con una importante participación ciudadana. Estos planes
constituyen una hoja de ruta de mediano y largo plazo para el desarrollo en
esos territorios y podrán ser la base para incorporar una dimensión de trabajo regional
–hoy ausente-, a los próximos Planes Nacionales de Desarrollo. ¡Imaginen por un
momento los beneficiosos efectos que podrían tener cuatro años continuos de
programas de trabajo conjunto entre instituciones públicas y gobiernos locales,
basados en la identificación de necesidades con participación social! No parece
haber mejor manera de asegurar la eficacia de las políticas públicas.
Porque no nos
equivoquemos. Nuestro modelo centralista tuvo mucho éxito en el pasado. Nos dio
la seguridad social universal, educación gratuita y obligatoria, suministro de
agua potable y electricidad a lo largo y ancho del territorio nacional. Pero
ese modelo está empezando a mostrar sus limitaciones. Por eso hemos apostado a
un proceso de fortalecimiento de los gobiernos locales como socios estratégicos
del gobierno central. Hemos creado instrumentos de coordinación entre
municipalidades e instituciones públicas que permitan la definición de
programas de trabajo conjunto que aseguren que la acción pública se dirija con precisión
a la atención de las verdaderas prioridades comunales. Y seguiremos analizando
la mejor manera de cumplir con las obligaciones que la ley nos impone para
afianzar este proceso de fortalecimiento, que iniciáramos desde el año 2007.
El otro gran
reto que MIDEPLAN debe asumir para que el país pueda afrontar los próximos 50
años es contribuir en la modernización de los procesos democráticos que el país
urgentemente requiere. El informe de los Notables ha tenido el mérito de
generar un debate público sobre temas vitales para el funcionamiento de nuestro
sistema político. Debemos devolverle la eficacia a los procesos de generación
de acuerdos. En los últimos tiempos, hemos permitido que la mayorías no solo ya
no tengan ningún significado político, sino que, por una intencionada inversión
de la escala de valores, pertenecer a una mayoría se ha convertido en algo
censurable. Si vaciamos de contenido el concepto de mayorías, debilitamos
nuestra democracia y abrimos la puerta para la dictadura de la minoría. En este
debate, estará presente MIDEPLAN, aportando su experiencia adquirida en las
trincheras de la compleja acción estatal, desde la maraña de regulaciones que
atenaza la acción de las instituciones cuyo funcionamiento evaluamos. No hay
aquí factores subjetivos como algunos ingenuamente –o tal vez no tanto-,
sugieren. Hay una cúmulo nudos gordianos que debemos desatar si queremos
modernizar nuestras instituciones para que respondan de mejor manera a las
nuevas demandas ciudadanas.
"El éxito no se logra
sólo con cualidades especiales. Es sobre todo un trabajo de constancia, de
método y de organización." Esta cita, que bien podría atribuírsele a un
teórico de la administración, es de un pintor y escritor francés. Define muy
bien lo que ha venido haciendo MIDEPLAN en estos cincuenta años, y el carácter
dual de nuestro trabajo. Porque hay mucho trabajo involucrado para plasmar la
inspiración. Mediante una labor constante, metódica y organizada, hemos podido proveer
el lienzo en el que todos podemos pintar la Costa Rica de nuestros sueños. De descubrir
el puerto de nuestro destino.
A todos los funcionarios y
funcionarias de MIDEPLAN, a nombre de la Viceministra Silvia Hernández , en el
mío propio y del país entero, un agradecimiento especial por su trabajo
comprometido y honesto. Costa Rica está en deuda con su rigor, con su pasión
por la excelencia y por su profunda fe en un futuro mejor. Colaborar en esta
labor ha sido, para quienes hemos tenido el privilegio de trabajar en el
Ministerio de Planificación Nacional y Política Económica, el viaje de nuestras
vidas.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)