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sábado, 4 de enero de 2014

Conocer mejor para decidir mejor

A raiz de un video tan emotivo como poco informado que publicó un grupo de estudiantes de Comunicación Colectiva de la UCR, y de la polémica que desató en redes sociales, he confirmado otra vez algo que he venido afirmando desde hace mucho tiempo: mientras no elevemos el nivel del debate público en Costa Rica será muy difícil que podamos afrontar efectivamente los retos colectivos que tenemos para el futuro.

Una confluencia de factores ha contribuido para que tengamos ese debate tan poco productivo. Primero, la primacía de lo intuitivo y lo coyuntural sobre la sistematización de datos como herramientas de conocimiento de la realidad. Es cierto que las cifras requieren de contextualización, pero de ahí a desestimar cualquier estadística porque se oponga a lo que yo quiero que sea esa realidad, es otra cosa. A menos por supuesto que las cifras confirmen lo que yo quiero que digan: se cita al INEC cuando el desempleo sube, pero se le acusa de "manosear" datos cuando, como pasó en el ultimo trimestre, el desempleo cae 1,4%. Si el conocimiento de la realidad está supeditado exclusivamente a las interpretaciones subjetivas, parciales, "de olfato", y si seguimos simplemente rechazando cualquier dato que sea contrario a nuestra percepción, aun cuando ese dato sea producto de estudios rigurosos, objetivos y profesionales, no vamos a ponernos de acuerdo nunca en la Costa Rica que verdaderamente tenemos y mucho menos en la que queremos

Segundo, la información incompleta que tenemos para forjar nuestras propias opiniones. A mí me sorprende lo poco que se informa y lo mucho que se opina en nuestro país, sin que se haga una diferencia clara entre una y otra cosa. Pero además he encontrado mucho desconocimiento sobre lo que se informa: parecería básico que quienes informan sobre política supieran algo no solo de política, sino del funcionamiento del estado costarricense, de sus instituciones y su ordenamiento jurídico. Igual para infraestructura, economía, educación, salud, etcétera. Solo con un conocimiento sistémico del objeto de cobertura se puede informar adecuadamente, creería yo. De lo contrario lo que se transmita será parcial, descontextualizado y, en no pocos casos, una opinión poco informada (y poco formadora) sobre hechos que son en realidad muy complejos.

Tercero,  algunos "formadores" de opinión contribuyen a bajarle el nivel al debate público. Los analistas, según entiendo yo esta responsabilidad, deberían educar a la gente, darle elementos para que comprenda mejor su entorno. Pero frecuentemente lo que encontramos es a personas que lo único que hacen es repetir utilizando lenguaje florido las opiniones mas comunes, de esas que se escuchan en programas en donde se opina de cualquier cosa, normalmente sin contradecir al anfitrión para seguir siendo invitado. O una reformulación sofisticada de lo que "el analista" supone que el periodista que le pone el micrófono o la grabadora quiere oír, como una forma de seguir figurando en medios, aunque sea para repetir elegantemente prejuicios sin fundamento o informaciones incompletas o falsas.

Cuarto, la falta de rigor intelectual disfrazada de independencia de criterio. Nada mas pernicioso que desde la academia se construyan argumentos falaces para poder apoyar ciertas tesis. El ejemplo es por supuesto el intento del que es ahora candidato a diputado de un partido de oposición, que se sacó de la manga una interpretación antojadiza y arbitraria de una definición de desempleo (además en desuso) para afirmar, sin siquiera sonrojarse, que el desempleo en Costa Rica es en realidad el doble de lo que dicen las estadísticas oficiales. A partir de ese momento y sobre todo en redes sociales (aunque en algunos medios también ), el dato oficial para algunos es este, siendo que es incorrecto. Si esas son las bases para el análisis, ¿como podemos aspirar a un debate productivo?

Es necesario devolverle la rigurosidad al debate público como requisito indispensable para adoptar las políticas que el país requiere. Si seguimos hablando de una Costa Rica en donde nada es bueno, en donde no hay que preservar, de una Costa Rica que no se apega a la realidad, vamos a tomar decisiones que nos van a llevar a una Costa Rica que no queremos. Estamos a tiempo de evitarlo.

1 comentario:

marcelo dijo...
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