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domingo, 12 de octubre de 2014

63 aniversario del PLN: es hora de actuar

El Partido Liberación Nacional llega a su 63 aniversario sin haber hecho un esfuerzo institucional, sistemático y riguroso, por entender los acontecimientos que derivaron en un resultado electoral que plasmó con toda crudeza el rechazo de la gente. La respuesta de las autoridades del partido, de las que se esperaba otra cosa en esas circunstancias, ha sido insuficiente y mal orientada. Se ha optado, con una gran ligereza, por explicaciones tradicionales de las que han derivado respuestas igualmente tradicionales. No hay, en nada de lo que se ha hecho, una señal clara de cambio. Tenemos que saber qué pasó para saber qué hay que hacer.

Miles de liberacionistas a lo largo y ancho del país, siguen esperando una señal que no llega de parte de su dirigencia, sin entender por qué se actúa como si nada hubiera pasado, y viendo con gran desazón -y no poca indignación-, como algunos comienzan desde ya a hablar de elecciones futuras. Si no se hace un ejercicio serio de comprensión de las razones políticas por las cuales el partido perdió la confianza de la gente, y se plantean las bases para un impostergable proceso de renovación que vaya mas allá de lo cosmético, será muy difícil que los liberacionistas salgan nuevamente a las calles enarbolando la bandera verdiblanca. Los militantes de base parecen entender, con mas claridad que la cúpula del Partido, que si se sigue actuando de la misma manera, de seguro cosecharemos los mismos resultados. Las promesas de victorias futuras como acicate al orgullo liberacionista, es una muestra evidente de una concepción de la acción política profundamente despegada de la realidad actual.

La dirigencia del PLN no ha hecho hasta hoy ninguno de los gestos políticos que se esperan cuando una partido político sufre una derrota de la magnitud de la debacle del 6 de abril. No se produjo la renuncia inmediata del Comité Ejecutivo, que era lo esperable. Pero además lo que se ha hecho es confuso y no parece tener objetivos claros. La solución que se planteó fue la conformación de  múltiples comisiones para reflexionar sobre diferentes tópicos, una medida que mas bien parece tomada para salir del paso y aplacar las críticas que otra cosa. En un entorno caracterizado por una ciudadanía mucho más crítica e informada, tratar de comprender el comportamiento político del ciudadano del siglo XXI utilizando razonamientos del siglo XX, es muestra de un desfase político y, sobre todo, mental, cuya superación es requisito para devolverle a los liberacionistas la esperanza de un resurgimiento del partido que transformó a Costa Rica.

De que hagamos ese esfuerzo mucho mayor para entender qué cambió y cuando, cómo nos hemos venido separando de la gente y qué tenemos que cambiar como requisito ineludible para definir una ruta hacia la revitalización del partido que Costa Rica necesita, dependerá que el liberacionismo pueda tener razones para salir a apoyar a un PLN que vuelva a ser una opción legítima para propiciar los cambios que el país necesita. La experiencia histórica muestra que el PLN es el partido político con la vocación, las ideas y la gente que se requiere. Pero si seguimos actuando como si nada hubiera pasado, las banderas seguirán guardadas, recogiendo el polvo del desánimo, del escepticismo y del olvido. 

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