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domingo, 18 de octubre de 2015

Tres consideraciones sobre tema de seguridad, música para todos y la discusión sobre salarios del sector público

Finalmente el gobierno decidió hacer algo respecto al tema de la ola de violencia que aqueja al país hace meses. Para el miércoles 21 se ha programado una reunión en la que participarán los presidentes de los supremos poderes, para discutir acerca de posibles cursos de acción para tratar de contrarrestar la arremetida del crimen organizado en nuestro país.

Ante este situación, vale la pena mencionar tres hechos en particular. Primero, y en respuesta a la invitación de Solís, la Presidenta de la Corte Suprema plantea la necesidad de “reactivar” las reuniones de la Comisión de Seguridad de Alto Nivel, como una instancia de coordinación del trabajo de las instituciones relacionadas con el tema. Pedir la “reactivación” significa que el  trabajo de esta Comisión se había suspendido, cosa que parece inexplicable y por la que alguien debería dar cuentas.

El segundo hecho es la desafortunada –por no decir otra cosa-, declaración del jefe de fracción del PAC, casi presentando el aumento de los homicidios como una buena noticia, en tanto es producto, según el diputado Marco Vinicio Redondo, de ser “eficientes en la incautación de drogas”, lo que crea “como reacción el ajustamiento de cuentas” entre los grupos criminales. El diputado debería hacerle un favor a su gobierno y hacerse un favor él mismo, no opinando de un tema que evidentemente no conoce.

El tercer hecho es el sistemático bloqueo del Frente Amplio y uno o dos diputados del PAC, a las solicitudes de autorización de patrullaje conjunto que se presentan a la Asamblea Legislativa. Cada día en que nuestros mares se quedan sin vigilancia pueden pasar toneladas de drogas, una parte de la cual puede quedarse en el país. Pero eso no parece importarle a los diputados del FA. Tal vez la solución sea establecer patrullajes conjuntos con Venezuela.

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Radio Nacional decidió que de ahora en adelante su programación musical será dedicada exclusivamente a los artistas nacionales. Se entiende la aspiración a apoyar al artista nacional, pero, ¿será este el camino?.

Tal vez como en ningún otro ámbito, el refrán “en la variedad está el gusto” tiene tanta vigencia como en el ámbito de la producción artística.  Y probablemente aun mas en el campo de la música. Tal vez como ninguna otra actividad artística, la música tiene el inmenso poder de apelar a nuestro intelecto, pero también de desencadenar nuestros sentimientos. Pero ese  pleno disfrute requiere, entre otras cosas, de la libertad de la exploración.

Oir música diferente, de culturas distintas, música que refleja visiones de vida alternativas, es una de las experiencias personales más enriquecedoras que se pueda tener. Así lo ha comprendido por ejemplo radio Universidad, con una programación de música clásica que se combina con música de artistas nacionales, música progresiva y música latinoamericana. Y ni hablar de la 101.9 FM, la emisora “juvenil” de la UCR, que tiene programas de indagación musical que permiten el descubrimiento de nuevas y maravillosas tendencias.

Desde esta perspectiva, la decisión de Radio Nacional parece reflejar una perspectiva que, aunque bien intencionada, no deja de ser estrecha. Eso concediendo el beneficio de la duda, porque una decisión de este tipo podría estar sustentada en una concepción particular del papel de los medios del estado en la promoción de una visión única. Al final sería muy triste que la reacción de los oyentes de Radio Nacional sea cambiar el dial, no porque los artistas nacionales no tengan calidad, sino por la búsqueda de la variedad.

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El viernes 16 se produjo un nueva manifestación de sindicatos del sector público, la que confirma que alguna gente vive de espaldas a la realidad. Hace algún tiempo manifesté que estos sindicatos son de los grupos más conservadores en Costa Rica, siempre opuestos a cualquier cambio. Hoy sigue siendo así.

Quienes trabajamos en el sector público debemos comprender que si bien lo que hacemos tiene consideraciones especiales en donde no necesariamente privan solo criterios de rentabilidad económica, eso no puede ser nunca excusa para los abusos. Mientras el 22,4% de las familias costarricenses vive en la pobreza, solo un 2% de las personas que trabajan en el sector público vive en familias en pobreza. Una altísima proporción de los empleado públicos se sitúa en los quintiles mas altos de ingreso, y eso que no se cuantifica la estabilidad laboral y otros incentivos no salariales como un ingreso, en cuyo caso esa proporción sería aun mas alta.

Los sindicatos del sector público pueden darse el lujo hoy de rechazar una discusión seria sobre salarios en el sector público. Pero esto no será así por mucho tiempo. Será un debate duro, que requerirá sacrificios y cuyos resultados probablemente no se sientan sino hasta dentro de muchos años. Pero es inevitable. Ya no solo es un imperativo económico de sostenibilidad de las finanzas públicas, sino y sobre todo, es un imperativo moral para quienes durante mucho tiempo hemos tenido mejores condiciones laborales que el resto de la población.


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