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domingo, 24 de julio de 2016

Agua, cocodrilos y no es lo mismo verla venir...

A propósito de la celebración del 25 de julio, parece oportuno reflexionar sobre algunos temas relacionados a la provincia de Guanacaste, algunos recurrentes y otros mas coyunturales; algunos muy particulares de la región, otros que se presentan también en otras zonas del país.

Probablemente el problema mas apremiante para Guanacaste es el del suministro de agua, sobre todo para las zonas bajas, la llamada bajura. Dos factores, entre otros, se han conjugado para romper un delicado equilibrio ambiental y social: la sobreexplotación de algunos acuíferos, resultado del vertiginoso crecimiento de la demanda; agudizada además por un cambio climático por el que por cierto los países industrializados deberían meterse la mano a la bolsa, y colaborar con los países tropicales que han venido sintiendo las consecuencias de su irresponsabilidad.

Esta situación ha evidenciado algunos hechos que vale la pena discutir. Dado su papel en las zonas rurales, ¿están las ASADAS preparadas para manejar esta tensión de equilibrar la protección de las fuentes, con la necesidad del desarrollo de las zonas mas pobres del país?.

Para ilustrar esta preocupación, puedo citar como ejemplo la ASADA de Potrero en Santa Cruz, que decidió hace tiempo no otorgar mas autorizaciones de agua para la construcción de nuevos desarrollos inmobiliarios . El argumento es que no hay agua, según lo demuestra un estudio con el que cuentan, elaborado por un consultor contratado por ellos mismos. Los potenciales desarrolladores refutan este estudio con los propios, contratados a sus especialistas. Ante la propuesta de ejecutar un tercer estudio con una universidad pública, que zanje la discrepancia de manera definitiva, la respuesta de la ASADA ha sido tajante: no se necesitan nuevos estudios, y aunque se demuestre que hay disponibilidad de agua, no se va a cambiar de opinión.

La posibilidad de generar empleo en la zona no es suficiente aliciente para los celosos administradores de la ASADA, quienes con esta posición convierten el agua en un recurso de poder, excluyendo cualquier discusión del agua como recurso de desarrollo.

Esta tensión entre el tema ambiental y las necesidades de desarrollo es recurrente en el país. El Índice de Desarrollo Social elaborado por MIDEPLAN en el 2013, mostraba que alrededor de las zonas protegidas en Costa Rica se concentra la población mas pobre del país. Puede haber relación entre una cosa y la otra, o podrían ser otros elementos los que expliquen este fenómeno, pero en Costa Rica hemos llegado al punto en que cuestionarse cosas como estas no es políticamente correcto.

Otro ejemplo que ilustra esta tensión es la proliferación de cocodrilos en zonas turísticas, que ha generado ataques a seres humanos, el mas reciente ocurrido en Tamarindo en la semana precedente al 25 de julio. Desde ya hace varios años algunas organizaciones de hoteleros han venido advirtiendo sobre esta situación, y la respuesta de las autoridades refleja con claridad su visión sobre el tema: no hay sobrepoblación, lo que hay es un “conflicto”, que debe ser “cuidadosa y prontamente enfocado”, y que surge de la ampliación de la actividad humana hacia zonas en donde habitan los reptiles.


Pero lo cierto es que avistamientos de cocodrilos en las playas de Jacó, Herradura, Hermosa de Garabito, Manuel Antonio, Tamarindo y hasta Puntarenas centro, no parecen ser resultado de la intrusión de los seres humanos en los  hábitats tradicionales. En todo caso, aparecería urgente hacer algo mas que “enfocar” cuidadosamente el conflicto, pues se trata de la protección de vidas humanas y de fuentes de trabajo.

Como tema al margen, la ansiedad que el gobierno exhibe respecto a su propio legado, pasada ya la mitad de su período, aparentemente está siendo difícil de manejar, y tiene resultados muy particulares. Evidenciado el recurso de apropiarse de la obra de otros gobierno para presentarla como propia, ahora Solís recurre al argumento de comparar lo hecho con otros gobiernos. Así lo hizo en Guanacaste, en los días previos a la celebración del 25 de julio, sin mencionar, por supuesto, información concreta para respaldar su alegre aseveración.


Los gobiernos deben ser evaluados respecto al cumplimiento de lo que se prometió hacer; eso es lo que define un legado y un cuño distintivo. Al compararse con otros, Solís evidencia una idea de su propia responsabilidad que es el signo definitorio de su gestión: la imposibilidad de acudir a las obras propias como recurso para construir una imagen. En el fondo, la imposibilidad de cumplir lo que desbocadamente se prometió en campaña.  Es decir, en el no es lo mismo verla venir que bailar con ella, que es a la postre lo que mejor define al gobierno que cualquier otra cosa.

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Una nueva edición de Cafe Futbol CR, esta vez con temas relacionados a la salud de Anthony Vargas y el inicio del campeonato nacional. Producción de Alvaro Gallardo, Alberto Alfaro y Leo Pandolfi.

1 comentario:

jcmora1971@gmail.com dijo...

Sin lugar a dudas estimado don Roberto, el tema sobre de ¿de quién es el agua en Costa Rica? nos deja ante una respuesta muy ligera y decir que es pública; es decir del Estado; pero efectivamente nos topamos con situaciones en donde no se puede responder de manera tan ligera.
Es precisamente el tema de la gobernanza del agua en el país uno de los que debe ocupar la agenda pública; sobre todo en un momento en donde se genera un pseudo debate sobre la conveniencia o no de aprobar una nueva les de aguas.
Juan Carlos Mora