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jueves, 9 de octubre de 2008

Sobre el rol del Estado

Invitado por la Fundación Konrad Adenauer a un foro sobre gasto público y el rol del Estado, mi presentación se centró en algunos puntos que quisiera compartir con ustedes:

- El gasto público de cada país debe ser analizado, para determinar su eficacia y eficiencia, en el contexto del ordenamiento jurídico que regula la acción del Estado. Pero además, no es posible medir en algunos ámbitos el impacto del gasto público de manera anual, porque en muchos casos se requiere de una acumulación plurianual que permita generar resultados.

- En consecuencia, es complejo tratar de comparar eficiencia en el gasto en países diferentes.

- Las demandas ciudadanas se tornan cada vez más sofisticadas, lo que supone retos inéditos para el Estado.

- ¿Complementa el Estado al mercado? La pregunta parece ociosa a la luz de lo que sucede en los mercados financieros mundiales. No se trata tampoco que el mercado complemente al Estado, sino mas bien que las necesidades sociales determinan cuánto mercado y cuánto Estado es necesario. La división Estado-mercado-sociedad no es real, en tanto los dos primeros son construcciones que deben necesariamente adaptarse a las circunstancias sociales.

- Sin embargo, nada puede ser ajeno al Estado. La afirmación "ese ámbito de la actividad económica no le corresponde al Estado" es falaz, en tanto no es una doctrina lo que determina esto, sino lo que la sociedad requiera tanto del Estado como del mercado.

- Es en el gasto público en el que se concreta la acción del Estado. Por lo tanto, si se valora la acción estatal debe dotársele de recursos para que incida de manera significativa en el nivel de vida de la población. No hay estados desarrollados con cargas tributarias inferiores al 20% del PIB.

- El gasto, al igual que los ingresos, debe ser progresivo, es decir, que se gaste más en los que menos tienen.

- Uno de los participantes en el foro, el empresario mexicano Raymundo Díaz Oñate, concluyó que estamos viviendo el fin de la época que comenzó con Bretton Woods, con una gran incertidumbre por lo que viene adelante. Me pareció una observación muy aguda, y el reto de los movimientos socialdemócratas es proponer una alternativa tan estructurada y concreta como lo fue el consenso de Washington en su tiempo.

- Como lo mencioné en un artículo que publicara hace un tiempo en La Nación, la solidaridad puede no ser económicamente rentable, pero que podamos ser solidarios aun si el costo de esto parece prohibitivo debe ser motivo de celebración y no de crítica. De una observación que me hiciera Luis Mesalles pude refinar un poco más el argumento. La necesidad de ejecutar políticas públicas no puede determinarse por una simple relación costo/beneficio. Lo que se va a hacer no puede estar condicionado, pero la ejecución misma debe siempre llevarse a cabo aspirando a la mayor eficiencia y eficacia.

Interesante foro, celebrado en Antigua, la que por cierto no he podido conocer porque no ha parado de llover desde que llegamos el miércoles por la tarde. Otra vez será.

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