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domingo, 21 de agosto de 2016

El taxista y el presidente

Un video en el que un taxista llena de insultos al presidente de la República, que se viralizó en redes y que por respeto no reproduciremos aquí, nos permite hacer varias reflexiones sobre lo que pasa en Costa Rica. Primero, el video es una muestra más de la violencia que un día sí y otro también se presenta en el país. Hasta ahora podríamos decir que se trata de una violencia de baja intensidad, pero su presencia en ámbitos cotidianos y comunes, en las calles atestadas, en las aulas, en los hogares y en las redes sociales, entre otros, demuestra la existencia de un fenómeno social, al que como comunidad deberíamos prestarle atención.

Las amenazas del taxista, sus ominosas referencias a calles llenas de sangre, el lenguaje soez que emplea contra Solís, es a todas luces, no solo inaceptable, sino que debe ser rechazado firmemente, por quienes creemos que cualquier discrepancia debe dirimirse dentro de la institucionalidad, sin necesidad de acudir a ninguna forma de violencia.

Pero, las formas no deben ocultar el problema de fondo, que debe solucionarse. Detrás de la retórica violenta y desabrida del taxista el video, se vislumbra una gran preocupación. Su peligrosa diatriba también trasluce el drama humano: la disminución de sus ingresos, la incertidumbre frente al futuro, la suerte de toda su familia en vilo.

El tema de UBER debe resolverse, pero no puede hacerse bien y de manera sostenida, sin considerar el impacto que tiene, no tanto sobre ese gremio poco apreciado socialmente, sino sobre el futuro de miles de personas que dependen de ellos, de los hijos, nietas y parejas. Reducir la discusión al gremio y a sus equivocadas tácticas de lucha, es un error, porque detrás de ellos se encuentran esas familias, que pueden estar pasando por una situación angustiante.

Y la solución no puede circunscribirse a pedir un mejor servicio de parte de unos, debería también procurar emparejar el terreno para que haya una verdadera competencia, que es lo que finalmente beneficia al usuario, y, sobre todo, normalizar la operación de una empresa cuyo estatus jurídico es nebuloso. Un estado moderno no puede admitir que una cosa como esta suceda sin consecuencias. Aceptar esto sería el principio del fin de un pilar básico ordenador de las sociedades.

La otra cosa que llama la atención es lo que se percibe como una nueva ola de endurecimiento de la opinión pública respecto al gobierno en general, pero sobre todo en la opinión que la población tiene sobre Luis Guillermo Solís.

Cuando parecía, como había mencionado en algún otro momento, que la gente había tirado la toalla con este gobierno, el video del taxista, su difusión en redes, y una reciente encuesta de la firma CID-Gallup, parecen mostrar a una ciudadanía que pasa de la indiferencia a la molestia, de la resignación a la indignación.

No es tanto el hecho de que solo el 1% de los encuestados cree que el gobierno está haciendo muy bien su trabajo, calificación que parece consistente si se contrasta con lo que la gente cree que este gobierno está haciendo -muy poco o nada-, sino en que, después de haber estado en la cresta de la popularidad, Solís aparece como el político con mas opiniones negativas del país.

Ya no es solo que el gobierno es mal calificado, cosa que comenzó a reflejarse en las encuestas bastante rápido, sino que ahora la gente la emprende directamente contra el presidente. En ese sentido, el video es una señal. El taxista no le habla al gobierno, le habla directamente a Solís. Es a él a quien le reclama directamente, a él es a quien le dirige sus peores insultos. Faltando 21 meses para que termine este gobierno, no parece saludable que eso pase, pero se percibe natural que así sea, cuando sus ministros lo han abandonado, dejándolo sólo en el escenario, expuesto al tiroteo continuo de grupos y medios, y cuando parece recibir con frecuencia una cuestionable asesoría de parte de su grupo cercano en Zapote.

Hay una lógica de desgaste en el ejercicio del poder que es inevitable. He sostenido que mientras no se comprenda con claridad el nuevo entorno social y político, que deriva de una nueva dinámica potenciada por la tecnología, es muy difícil que vuelva a haber gobiernos bien calificados. Pero el desgaste de este gobierno, la crispación que exhiben algunos sectores, y la personalización del descontento en la figura que ocupa la Presidencia de la República, apenas pasada la marca de los dos años, debe llamar a la reflexión a todos los actores políticos.

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El análisis del clásico es el tema principal de la ultima edición de Café Futbol CR, producción de Alvaro Gallardo, Alberto Alfaro y el lesionado Leonardo Pandolfi.





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