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domingo, 12 de julio de 2009

De vuelta, con un tema inusual

Yo sé que hay temas de mayor relevancia. Pero hoy quiero, para marcar mi retorno a este espacio, contarles de un viaje que acabo de hacer. Estuve dos semanas fuera del país, parte trabajo y parte vacaciones. Pasé por Lisboa, A Coruña en Galicia, España; Londres y Madrid.

Vieran que Lisboa es bien bonito. Como le comentaba a mi esposa, las ciudadaes situadas a la vera de ríos o mares siempre tienen un sabor especial. Además, melómano como soy, me encantó oir el "fado", género musical caracterizado por la tristeza de sus letras, y que supuestamente nació de la nostalgia de los marineros embarcados en aquellos interminables viajes de descubrimiento que hicieron los portugueses hace 500 años. Pero además la ciudad tiene un aire bohemio del que es difícil sustraerse. En fin, un lugar diferente dentro de la homogeneidad que tienen las ciudades europeas.

A Coruña resultó una agradable sorpresa, aun cuando en realidad no pude disfrutarlo tanto por mis obligaciones de trabajo. Llegamos a la ciudad el mismo día que declaraban patrimonio de la humanidad la Torre de Hércules, que es el faro romano activo más antiguo del mundo. Esta es una ciudad a la par del mar, y ya por eso tiene un atractivo para mí, que viví mi infancia en Puntarenas. Me hizo gracia la "playa" de Riazor, situada enfrente del estadio de fútbol del equipo del Depor, un espacio de arena de menos de un kilómetro en donde, pese a que no había mucho sol, se encontraban algunos coruñenses pasando el día.

En Madrid estuve en un hotel situado frente a Plaza Santa, uno de mis lugares favoritos de la capital española. Madrid es una ciudad que tiene un sabor muy único, aunque he de decir que el día que llegamos, después del desfile del orgullo gay, las calles estaban muy sucias (cosa que fue resuelta al día siguiente). Pero igual, sentarse a tomarse una sangría o una cerveza en los múltiples lugares al aire libre que uno puede encontrar siempre es un placer. Eso sin contar la obligada visita a la Casa del Libro, y de una noche de flamenco que resultó sin duda uno de los puntos altos del viaje.

Pero sin duda el punto alto del viaje fueron los 4 día que pasé en Londres. La ciudad es abrumadora, y se le nota la antigua gloria imperial. Toda la onda del Palacio de Buckingham, la Torre de Londres, el Parlamento, el sonido de Big Ben, en fin, hay tantos puntos reconocibles que no deja uno de sentir alguna familiaridad cuando camina las calles londinenses.

Sin embargo, la joya de la corona en Londres para mi fue Soho, con sus calles llenas de pubs (a uno de los cuales, situado en Carnaby Street, cuna de la minifalda y la psicodelia, Eva y yo pasábamos todas las noches a descansar antes de irnos al hotel) y un ambiente bohemio en el que es posible sentir esa vibra de la creatividad propia de los espíritus libres. Es dentro de Soho donde está el 90 Wardour Street, lugar en el que una vez funcionara el Marquee, auténtico semillero de la mejor música progresiva del mundo. Cerca de ahí, cruzando Regent Street puede uno encontrar el número 3 de Saville Row. Yo no soy muy aficionado a la música de los Beatles, pero eso no me impide apreciar su legado y su aporte a la música que tanto me gusta. Y bueno, no hay ni creo que habrá un fenómeno global de la magnitud de los Beatles. Y fue en este lugar en donde quedaba el estudio de grabación de donde salieron algunos de sus discos más señeros, estudio además que fue utilizado por otros grupos. Fue en la azotea de este mismo edificio que hace 40 años Paul, John, George y Ringo dieron su concierto final. Increíblemente no hay una placa o algún otro elemento que identifique el edificio, que parecía vacío cuando estuve ahí.

No tuve tiempo de ir a Abbey Road Studios ni de tomar la inevitable foto mía cruzando la zona de seguridad, pero de seguro lo haré la próxima vez que vaya a Londres. ¡¡¡Porque que vuelvo, vuelvo!!!

No piensen ni por un segundo que no fui a los lugares que se espera que uno tiene que ir en Londres. Pero aficionado, no, apasionado de la música como he sido toda la vida, visitar estos lugares tenía un encanto especial. En otra oportunidad les contaré sobre los "otros" lugares... ;-)

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