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sábado, 16 de mayo de 2015

¿"Ahorros" en "renegociación" de convención colectiva del A y A?

El gobierno anuncia una "renegociación" de la convención colectiva del A y A que supuestamente genera un "ahorro" de 3,000 millones de colones. Algunos medios de comunicación reproducen tal cual la noticia, y quedamos todos con la impresión de que efectivamente se logró recortar algunos costosos privilegios en una convención colectiva vigente.

Pero la verdad es otra. Primero, es importante mencionar que las convenciones colectivas tienen plazos de vigencia definidos, normalmente tres años. Cuando transcurre ese período de tiempo, se tiene dos opciones: "denunciar" la convención, lo que significa negociar una nueva, o dejarla que se renueve automáticamente por otro periodo igual.

Siguiendo la instrucción de la presidencia, la jerarca del A y A denunció la convención colectiva vigente en esa institución. Como era de esperarse, y aprovechando la oportunidad que le brindaba este proceso de renegociación, el sindicato planteó incluir en la convención NUEVAS reivindicaciones económicas, como por ejemplo aumentar el reconocimiento de cesantía de 8 a 20 años, entre algunas otras. La administración -afortunadamente-, rechazó esas pretensiones, cuyo costo, si se hubiese aceptado, habría rondado los 3,000 millones de colones.

No se trata entonces de un ahorro real. No es que el sindicato accedió a rebajar las condiciones vigentes de la convención colectiva. Simplemente aprovechó la oportunidad que la renegociación le brindaba para plantear reivindicaciones adicionales. Y por eso no es tan difícil para ellos aceptar la negativa de la administración.

Diferente habría sido si se eliminaran o disminuyeran beneficios económicos vigentes, cosa que no sucedió. Pero el Gobierno nos quiere hacer creer algo que no es cierto. No hay tal ahorro. No es que la convención colectiva en el A y A es menos onerosa ahora. Sigue siendo la misma.

En esta coyuntura cabe preguntarse si vale la pena denunciar las convenciones, si nada va a cambiar. Es mas, se corre el peligro de que el espacio de renegociación sea utilizado para intentar incluir subrepticiamente nuevas reivindicaciones económicas. Pero además, para que no traten de meternos gato por liebre, y nos presenten como ahorros cosas que en realidad no lo son.

lunes, 6 de abril de 2015

De puentes, platinas y concesiones

Hoy tuve un intercambio con algunas personas respecto al puente de la platina. Todo inició porque alguien afirmó que ese puente no formaba parte de la concesión, a lo que yo respondí que en la concesión se contemplaba la construcción de un nuevo puente. A partir de ahí la discusión se hizo compleja, por lo menos mucho mas de lo que 140 caracteres permitía explicar. Y como en materia de administración pública las cosas no son tan sencillas como algunos creen, me pareció pertinente explicar lo que se iba a hacer en ese momento.

La cosa está así: el problema del puente de la platina no es el superficial del que tanto se habla, es uno mucho más grave. Durante 9 años que estuvo en suspenso el proceso de concesión, el puente se estuvo deteriorando aceleradamente. Al momento de concretarse la cesión del contrato de concesión, y dado el estado precario del puente, se estimó inconveniente esperar a que se cumplieran las condiciones precedentes (que son las condiciones que la concesionaria debía cumplir  previo al inicio de las obras, básicamente tramitologia con todo lo que eso significa), por lo que se decidió que CONAVI reparara el puente existente, aplicando los estándares tecnicos definidos en la concesión.

Paralelamente, la concesionaria construiría un puente nuevo de 4 carriles, para que en ese sector el puente quedara de 8 carriles. Luego, cuando CONAVI terminara sus trabajos,  entregaría la obra a la concesionaria, sin que el costo de la misma se cargara al peaje. Eso sí, CONAVI debia respetar los estándares tecnicos definidos para la obra, como condición ineludible para su entrega a la concesionaria.

De hecho se había pedido a la concesionaria que le diera prioridad a la construcción del puente nuevo, porque eso permitiría avanzar más rapidamente la reparación del puente existente.

(En este punto me parece necesario repetir que el costo en el que incurriría CONAVI por el reforzamiento del puente existente no se cargaría a la tarifa del peaje)

Por eso dije que no es cierto que el puente de la platina iba a quedar fuera de la concesión, porque estaba prevista la construcción de un puente nuevo. Y la estructura existente, una vez remozada por CONAVI por las razones explicadas arriba, seria responsabilidad de la concesionaria, es decir,  parte de la concesion.

Vale la pena mencionar que el problema del puente no es lo que se ve superficialmente, eso no es mas que una manifestación de un problema estructural mayor. El trabajo que ha venido haciendo CONAVI, y que no se ve porque se hace "debajo" de la superficie de rodamiento, es lo que va a remediar definitivamente el problema. Este es un proceso muy complejo y que desde el principio se dijo que iba a tomar años, no meses. Los parches que se ponen para superar la separación de las lozas de cemento nunca podrán ser arreglo definitivo, eso será posible mediante el remozamiento de la subestructura. Este trabajo CONAVI estima que se finalizará en el primer trimestre del 2016. Ojalá así sea.

martes, 24 de marzo de 2015

De símbolos y críticas

Para ser una persona que aprecia el simbolismo (poda de arbustos, iza de banderas), sorprende que al presidente le parezca "descabellado" que la gente critique su intención de irse de vacaciones en semana santa (http://www.monumental.co.cr/noticia/solis-califica-como-‘descabelladas’-criticas-por-sus-vacaciones-en-semana-santa). Claro que tiene derecho a descansar y es lógico que si tiene vacaciones acumuladas las gaste (¿60 días en diez meses? ¿Hay ahora una convención colectiva en Presidencia que otorga esa cantidad de días de vacaciones?). Pero por ahi no anda la cosa. Y extraña no solo que el presidente no se de cuenta, sino que alguien no se lo haya dicho antes.

Sus derechos, y la necesidad misma de descansar, no está en disputa. Lo que le incomoda a la gente, y no es "descabellado", es que apenas hace unos días el gobierno decidió no mandar a los funcionarios de vacaciones en semana santa, con el argumento de que es bueno para el país que se mantengan trabajando. Pero acto seguido el primer funcionario del país anuncia su intención de no trabajar en esos días. No debería ser difícil ver la contradicción en el discurso, porque efectivamente el país necesita mucho trabajo, y no hay ninguna razón para que el presidente se excluya de esa responsabilidad. No se ve bien, no parece consistente. El presidente puede estar o no de acuerdo, pero no es "descabellado". Y el presidente puede irse de vacaciones, pero no siempre. No al menos que no importe mandar una mensaje contradictorio.

De esta situación, surgen dos reflexiones adicionales. Primero, el presidente parece no contar con gente alrededor que le ayude a no provocar estas pequeñas polémicas que desgastan, -a pellizcos se mata un elefante-, su credibilidad y la de su gobierno. Nada más pernicioso que un presidente se rodee de un coro que se dedique a validar sus argumentos, sin disenso alguno. Las lógicas internas que se desarrollan en grupos cerrados donde no se contrastan posiciones terminan generando murallas y desapego a la realidad. Nada mas peligroso para un gobernante.

Y segundo, el presidente cada vez reacciona mas destempladamente ante las críticas, que muy a su pesar son cada vez mas frecuentes. Cualquier cuestionamiento es infundado, descabellado, una fabricación, acoso mediático o una conspiración de Carlos Roverssi (según dijera en un programa de radio). Puede que no le parezcan justas, proporcionadas o necesarias, pero las críticas son consustanciales al puesto. Y apenas están empezando.

De alguna manera, esas reacciones mencionadas en el segundo punto parecen confirmar la presunción del primero. Cuando solo se oye lo que se quiere oír, todas las críticas siempre terminan siendo producto de la mala intención, la incomprensión o la falta de conocimiento. Y eso ya de por sí es bastante simbólico.





lunes, 2 de marzo de 2015

Ojalá reconocieran esa verdad

En su artículo del domingo 1o de marzo en La Nación, así como en la cadena nacional de television de ese mismo día, el presidente notificó al país que después de apenas 10 meses de gobierno, la crisis apocalíptica en la que hace un año -según él mismo lo decía-, estaba sumida Costa Rica, ha quedado atrás. Ahora todo está bien y lo que existe es un "acoso mediático", de tal intensidad que incluso confundiría a extraterrestres. ¡Imagínense lo que nos puede causar a los pobres terrícolas ticos!.

(Aquí vale la pena hacer un paréntesis y mencionar que el acoso del que se queja el presidente no solo se da en medios tradicionales: la redes sociales, otrora fuente de entusiasta apoyo, es ahora un hervidero de críticas, no solo por lo poco que se ha hecho, sino y sobre todo, por lo que se percibe son constantes yerros de su equipo y por las promesas incumplidas en temas específicos, especialmente las relacionadas con derechos humanos)

Para probar que la realidad no es lo que se informa, el presidente nos da datos que no dejan de ser sorprendentes, por el origen de los mismos. El país hace un año estaba al borde del precipicio. Nada de lo que se hacía estaba bien, todo tenía una segunda intención, todo estaba sujeto a sospechas. Pero resulta que mucho de aquello que el presidente muestra como prueba de que el país avanza, son las cosas que venían en marcha. La Terminal de Contenedores de Moín es un proyecto que se fraguó en el Gobierno Arias, y que fue sostenido contra viento y marea por el Gobierno Chinchilla, enfrentando a sectores aliados de este gobierno que hicieron lo imposible para frenarlo. Lo mismo con la terminal granelera de Caldera, construida por el concesionario -no por el gobierno-, y que no avanzó durante mucho tiempo por las acciones que  interpusiera ANEP, el aliado WhatsApp del gobierno ("ahora les toca a ustedes"). ¡Y no está de mas recordar que el PAC se opuso a la concesión del puerto de Caldera!

Y que decir de la ampliación de la ruta 32, que no pudo ser aprobada en el período legislativo anterior gracias a la oposición del partido de gobierno, que ahora lo muestra como uno de los hitos que le permite decir al presidente que "hay cambio". Finalmente, el proyecto de ley para crear un fideicomiso que permita construir la carretera entre San José y San Ramón, producto del trabajo conjunto de la UCR, el grupo fundador del Foro de Occidente, el Consejo Nacional de Concesiones, el MOPT y MIDEPLAN, todo esto a finales del Gobierno anterior, y aprobado en este período con los votos de todos los partidos políticos.

Lo mismo puede decirse de Banca para el Desarrollo, iniciativa impulsada por el Gobierno Chinchilla, del que además este gobierno copió y pegó su decreto para el congelamiento de plazas, tal y como lo informó la acosadora prensa en su momento, y que el presidente menciona como uno de sus grandes éxitos. O de los 8 meses de estabilidad monetaria, pareciendo ignorar los mas o menos 40 meses anteriores que tuvimos esa misma estabilidad, con los niveles de inflación mas bajos de los últimos 40 años. Y sin precisar además que la estabilidad actual deriva mas de factores internacionales que de una disciplina fiscal que este gobierno no ha exhibido. No es lo mismo estabilidad con precios del petróleo entre $40 y $60, que entre $90-$110. 

En fin, no deja de ser irónico que hace un año todo fuera negativo y se estuviera haciendo todo mal, pero que ahora lo que vino a resolver la situación, a ser el cambio que los medios acosadores no reconocen, sea precisamente un conjunto de iniciativas que se habían planteado y empujado aun en contra de la oposición de los que ahora reclaman se les reconozcan como méritos. A mas no haber, no queda mas que admitir, aun sin que se diga con todas las palabras, que si bien hay cosas que cambiar y que en todo se puede mejorar, el país no era el desastre al que decían que era, y que habían cosas que se estaban haciendo bien. Tan bien que después de 10 meses es lo único que pueden exhibir al país como logros. Ojalá reconocieran esa verdad.

jueves, 5 de febrero de 2015

No le fallemos al país

El PLN va a cumplir un año en un estado de animación suspendida. La respuesta del Comité Ejecutivo del partido a la debacle electoral de febrero del 2014 parte de una premisa equivocada y, por lo tanto, es sustancialmente insuficiente. La oportunidad que brinda la renovación del CE no puede ser desaprovechada, porque bien podría ser la última. Quisiera compartir algunas reflexiones y sugerencias sobre lo que viene, con la convicción, que cada día se hace mas firme, de que Costa Rica necesita un partido Liberación Nacional fuerte y renovado, en tanto que, al menos por ahora, parece ser el único capaz de concretar los cambios que el país necesita.

En este proceso de revitalización hasta ahora navegamos a ciegas. No nos hemos tomado el tiempo para comprender qué ha venido pasando en los últimos 25 años. Quienes crean que el resultado electoral en las pasadas elecciones es causa y no consecuencia, parecen no entender que desde mas o menos 1997 el PLN ha venido perdiendo a los sectores que históricamente constituyeron la base de apoyo al proyecto reformador que se inició en 1948. Ya el resultado de las elecciones presidenciales de 1998 mostró que los ciudadanos comenzaban a definir sus preferencias electorales a partir de parámetros inéditos, y que un grupo grande, históricamente ligado al PLN, prefirió incluso abstenerse. Es ahí cuando se inicia la crisis del partido, confirmada por el magro resultado obtenido en las elecciones del 2002. Pero las victorias del 2006 y el 2010, obtenidas sobre la base de una oferta electoral muy sólida, pospuso cualquier discusión sobre ese fenómeno que terminó de expresarse con toda crudeza en el 2014. De apoyos históricamente sólidos, pasamos a disputar los apoyos coyunturales como única forma de ganar. Y eso no debería ser así.

 La respuesta a esta catastrófica derrota no podía ser la clásica, examinar lo ocurrido solo en esta campaña en particular, pretensión además siempre teñida de intereses personales y que genera resistencia de los involucrados. Se requería mas bien de un análisis objetivo de ese proceso de desafección política que inició hace casi 30 años. Y esto es lo primero que debería hacerse, una autocrítica despersonalizada de lo que se ha venido haciendo mal. Sin esa comprensión de lo que ha venido pasando, no tendremos claridad de lo que tenemos que hacer. El Partido tiene los intelectuales necesarios para que en un tiempo perentorio elaboren y presenten un análisis que permita entender que ha venido pasando, y hacer algunas sugerencias a partirse la cuales se puede elaborar la estrategia política de los próximos años.

 Pero mientras tanto, no es posible detener la acción política, sobre todo de cara a los próximos procesos electorales. Ante esta realidad el partido tiene que dar señales clara de su voluntad de rectificar y renovar. Lo primero debería ser aprobar una reforma al estatuto para incluir un principio de acción afirmativa para que en todas las estructuras organizativas y así como en las papeletas que se presenten al electorado a partir del 2016 se incluya una cuota mínima de jóvenes. Esta cuota no se sumaría a la de mujeres que ya se contempla, sino que puede incluir una combinación de ambos criterios. Esto es fundamental. El PLN se encuentra al borde de perder la batalla por los jóvenes. Sin jóvenes no hay futuro. Hay que abrir espacios ya no como una graciosa concesión, sino como un acto de supervivencia política.

 Lo segundo, es encontrar alguna manera de renovar las asambleas cantonales en este año, para integrarlas cumpliendo el nuevo principio de participación de jóvenes, y de previo a la elección de los candidatos para las papeletas municipales (que también deberían conformarse de acuerdo a ese nuevo criterio de proporcionalidad). Es un paso dramático, pero necesario, y uno que solo un partido como Liberación Nacional, por su extensa organización territorial, puede dar. El nuevo Comité Ejecutivo debe explorar formas para efectuar este proceso de renovación, de manera que no sea costoso, pero con la convicción de que es imprescindible, después de esta debacle electoral, dar pasos inéditos en la práctica cotidiana. Si seguimos haciendo las cosas de la misma manera, seguiremos obteniendo los mismos resultados.

 Por último, es necesario revisar nuestra "forma política". Dejar de meter distancia con la gente, en el fondo y en la forma. El día de las elecciones, los principales candidatos iniciaron su día desayunando con sus familias. El candidato liberacionista, siguiendo lo que podríamos llamar "el protocolo liberacionista", desayunó con la prensa en un hotel. Lo han hecho todos nuestros candidatos y candidata y nos parece normal. Pero en pleno siglo XXI, con un ciudadano más crítico, pequeñas cosas como esas nos alejan de la gente. Nos tornamos inalcanzables, personas que viven una realidad diferente, que desayuna en tarimas de hotel mientras el resto de los mortales desayuna en su casa. Podría parecer que son cosas menores, pero no lo son en esta época en que los ciudadanos reclaman sencillez ahí donde nosotros hemos proyectado condescendencia. Nos hemos vuelto arrogantes con el poder y la gente nos lo ha cobrado. Es hora de volver a las raices de la vocación del servidor público de la que siempre nos hablaba don Jorge Manuel Dengo.

Algunos consideran que es necesario revisar nuestra ideas. Ese ha sido un ejercicio permanente. Si hay un partido que ha sabido adaptarse a los tiempos es el PLN. Salvo, desafortunadamente, en el tema de los derechos humanos. En este momento, nada definirá la naturaleza de nuestro partido como este tema. La disyuntiva entre ser un partido conservador y uno progresista se encuentra aquí, mas que en otros ámbitos. Tenemos que decidir que queremos ser y explicarle bien a la gente nuestra decisión. Lo que no podemos es seguir siendo ambiguos.

Llegó la hora de las definiciones. De hacer lo que se requiere, sin cálculos. De hacer política de cara a la ciudadanía, prescindiendo de quienes desde las sombras del poder han influenciado nuestra visión sin asumir ninguna responsabilidad. De estar dispuestos permanentemente al escrutinio. De retomar la vocación de servicio que es consustancial a nuestra acción pública. No es solo por el partido, sino por el país. Para devolverle a Costa Rica la fuerza reformadora que se necesita para desencadenar la fuerza de un país que lo tiene todo para alcanzar el desarrollo. Costa Rica necesita al PLN que creó el ICE, el Ministerio de Cultura y la Orquesta Sinfónica Nacional. Que nos dio el aguinaldo y el IMAS, así como el SINEM. El partido de Avancemos y la Red de Cuido, de la vivienda y la infraestructura. Que hizo de Costa Rica un país verde, líder mundial en temas ambientales. Costa Rica necesita, en suma, al partido que la hizo grande. No le fallemos.

viernes, 12 de diciembre de 2014

Interés nacional sobre interés politico

No es posible minimizar las consecuencias que podría tener el levantamiento del veto que la expresidenta Laura Chinchilla le aplicó a la reforma del Código Procesal Laboral. De entrar a regir los artículos vetados, se habrá menoscabado de manera irreversible la posibilidad de los gobiernos de proteger a los usuarios de servicios públicos, y otorgará una ventaja que potenciará la capacidad de coacción de los sindicatos del sector público y de su partido político aliado, el Frente Amplio.

 Tal vez el panorama quede más claro utilizando como referencia la recién finalizada huelga en Japdeva. Todos aplaudimos la rápida acción de la Fuerza Pública para retomar el control de los muelles. De la misma forma, celebramos la rápida contratación del personal externo que permitió reanudar los servicios portuarios al día siguiente de iniciada la huelga. Si se levanta el veto, eso ya no será posible.

 El artículo 394 del proyecto vetado estipula específicamente la prohibición de contratar de trabajadores o trabajadoras temporales para sustituir a los huelguistas, cosa que solo se podría hacer hasta que los tribunales declaren el movimiento como ilegal. Pero, aquí hay otra trampa. En el caso de Japdeva la huelga se declaró ilegal —10 días después de iniciada—, porque a criterio del juez los muelles prestan un servicio público, en los que están prohibidas las huelgas. Pero precisamente otro de los artículos vetados permite las huelgas en servicios públicos, y, por lo tanto, no habría razón para la ilegalidad y el movimiento podría prolongarse sin que el Gobierno tuviese la posibilidad de restablecer el servicio.

 No es difícil imaginar lo que esto podría significar. Muelles, aeropuertos y hospitales cerrados indefinidamente, sin posibilidad de ofrecer mas que los servicios que los sindicatos accedan restablecer. En una panorama como este, es claro que los gremios tendrán la sartén por el mango. Y a todo el pueblo costarricense en el sartén.

 Desafortunadamente, en el debate alrededor de este tema el Gobierno no se ha referido con claridad a esta amenaza. El único criterio que anima al Ejecutivo en este momento es político: mantener los apoyos necesarios para preservar el directorio legislativo el próximo 1ero de mayo. Por puro cálculo político, el Gobierno podría debilitar al país frente a la acción sindical. La consecuencias que esto tendría serían impredecibles. Y constituiría un acto de suprema irresponsabilidad de un Gobierno que busca victorias pírricas en el corto plazo, pero que derivarán en derrotas aplastantes en el futuro.

 Es absolutamente necesario adoptar muchas de las reformas que se aprobaron en este proyecto. Pero el costo no puede ser otorgar prebendas profundamente antidemocráticas a grupos de interés particulares. Permitir huelgas en servicios públicos sin la posibilidad de contratar personal para mantener la provisión de servicios esenciales es una concesión que va en contra del interés nacional, que debería tener precedencia sobre el interés político de corto plazo.

martes, 2 de diciembre de 2014

Aprender a bailar

Estos primeros meses del gobierno de Luis Guillermo Solís pueden resumirse en una sola frase pronunciada por el Presidente mismo: no es lo mismo verla venir que bailar con ella. La verdad incontrovertible que esta pública admisión revela, tiene una explicación mas o menos sencilla y consecuencias realmente muy complejas.

 La campaña electoral del 2014 se desarrolló básicamente sobre dos premisas: una, que la situación del país era tan extrema que se requería un cambio a toda costa. La otra, mas aventurada como está empezando a descubrir el Gobierno, era que el cambio era posible simplemente si se tenía la voluntad para concretarlo.

No se recuerda una campaña electoral en donde se pintara una imagen tan sesgada del país. Un observador extranjero habría tenido muchos problemas para identificar, en la vivencia cotidiana de la gente, las señales de la debacle de proporciones bíblicas que se vaticinaba para este sufrido pueblo.

Ahora estos excesos han vuelto para acosar al Gobierno. Cada vez es mas claro que las cosas no estaban, ni se venían haciendo, tan mal como se dijo. No solo se continuó con algunas políticas importantes (en seguridad, en lo social, en política monetaria, en comercio exterior y en relaciones exteriores, entre otras), sino que el mismo Presidente se queja, aparentemente sorprendido, de esta percepción negativa de la situación del país. “Veo y siento en el extranjero mucho optimismo sobre inversión económica, regreso acá y veo todo un irónico pesimismo” expresó en redes sociales y en una conferencia de prensa; “hay una actitud como si se estuviera acabando el mundo” . Siembra vientos…

Si las cosas al final no estaban tan mal, ¿cómo concretar ese cambio nebuloso que se prometió en campaña? En lo sustantivo a lo sumo se deben realizar algunos ajustes. ¿Pero cambios de fondo, nuevos paradigmas? Ninguno hasta ahora. Ante la falta de claridad, se ha apostado desproporcionadamente por lo simbólico, la iza de banderas, la poda de arbustos, la declaratoria del maíz como patrimonio cultural. Y eso, que podría ser mucho en otro momento, es poco para un gobierno que como este prometió un cambio que no tenía, ni parece tener, definido con certeza.

La segunda premisa que sustentó la campaña del PAC, es posiblemente la mas peligrosa y la que le costará mas al Gobierno: que el cambio era posible con tan solo hacer un esfuerzo mayor. Que el cambio dependía de la "voluntad política" que, aseguraban señalando acusadoramente, los anteriores gobiernos no habían tenido.

La verdad es que –tal y como cándidamente lo admitió el Ministro de la Presidencia en el caso del costo de los combustibles-, desconocían cómo funcionaban las cosas. Así fue como se lanzaron esas promesas audaces que se veían muy bien en la prensa, pero que volvieron para aterrorizar al Gobierno: bajar el precio de la luz ("YA, no en tres meses"), disminuir el costo de la gasolina ("en las primeras semanas"), cerrar CONAVI ("y sus hermanitas perversas COSEVI, Concesiones, el CTP"); clausurar ("el primer día") la DIS, nombrar a todo mundo por concurso ("Mariano Figueres NO tendrá cargo en este Gobierno”). La implacable realidad del ejercicio político ha obligado a la rectificación, con un alto costo político en un entorno en donde la población no encuentra ya ningún consuelo en ese millón de votos que le aportó al PAC.

Lo cierto es que la complejidad del Estado costarricense, hasta ahora una excusa según algunos, impone, para poder acometer los cambios que se necesitan, la necesidad de forjar coaliciones amplias a partir de un ejercicio claro de definición de prioridades y ámbitos de negociación. Creer que esto se logra llamando a un diálogo con partidos políticos y grupos organizados, en una especie de Asamblea Legislativa paralela como lo hizo el Gobierno, es una muestra más de la ausencia de una visión estratégica, así como de una gran confusión en la conducción política.

Y poco ayuda la ambiguedad del Gobierno, que por un lado dice querer abrir espacios y por el otro golpea incesantemente a la oposición, aparentemente envanecido todavía por su triunfo electoral del que insiste en extraer conclusiones complacientes. Tampoco ayuda la debilidad política del que debería ser su principal enlace con la Asamblea, cuestionado por tirios y troyanos, y cuya propensión a cometer errores lo ha convertido en una pesada cruz para el Presidente.

La consecuencia mas grave de todo este entuerto es una población cada vez mas impaciente, y como lo comienzan a demostrar algunas mediciones de opinión pública, capaz de pasar del entusiasmo a la desazón en muy poco tiempo, ahora tal vez mas propensa a optar por alternativas que en el pasado ha descartado como alejadas de la idiosincracia costarricense. Ojalá que ese no termine siendo el legado de un gobierno que se tiró a pista sin saber bailar.